─Pedime lo que se te antoje, para eso estoy
yo.
─Quiero una casa de seis habitaciones, tres
baños, uno para el primer piso, otro para la planta baja y el tercero para el
fondo. Cuando vengan nuestros amigos, se cambiarán de malla allí. También se
pueden secar hasta los pies, donde les compraremos pantuflas para salir y no
embarrar nada. También quiero una pileta redonda, forrada con malaquitas, de
tres metros de profundidad. Que haya calefacción central y una piletita de
hidromasaje y...
─No podés hacer lo que se te antoje, yo
apenas compré un departamento interno, de una habitación y en lugar de una
cocina pomposa, tendremos un anafe. La vajilla la lavaremos en un baño
compartido Pero tiene separadores, nadie te podrá mirar.
─Bueno, viviremos ahí, yo te sigo donde
vayas, aunque tengamos que vivir bajo una ochava y dormir a la intemperie. ¡Qué
lindo! Podremos ver la luna y las estrellas, decime una cosa ¿vos me viste cara
de boluda? Si los precios te quedan grandes, andá buscándote otra pareja y
demos fin a esta discusión bizantina.
─Cuando mirás a mis amigos, te gustan todos
y encima les hacés caritas. Me imagino tus pensamientos: “el próximo que
consiga deberá tener mucho dinero”. Sólo una zorra podría tener esas
expectativas.
─Bueno, no nos pongamos violentos, me lo
digo a mí misma. Dale, apurate, mañana laburo me tengo que levantar temprano.
Tu departamento interno nos espera. Abrazame fuerte esta noche, ni sueñes que
es para hacer el amor. Es para abrigarme y dejar de tener frío. Esta pocilga no
tiene ni una estufa eléctrica. ¡Uy!, se cortó la luz. ¿vos pagaste la última
factura?
─No, me olvidé.

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