viernes, 6 de agosto de 2021

EL SEÑOR CORRECTO

 

   En el extremo de la fila a pagar había una mujer que sacó una tarjeta amarilla. La Cajera le dijo que no tenía fondos. Entonces sacó otra, que tampoco tenía fondos, abrió la cartera y tenía una pila de naipes de tarjetas, pero ninguna tenía fondos.

   La fila de atrás protestaba por tanta espera. 

   A la mujer que llevaba un carro lleno de productos caros, se le acercó un Señor correcto y le dijo a la Cajera:

   ─Aquí tengo mi tarjeta, pago yo.

   Después el Señor correcto la acompañó en la salida y le llevó el carro  hasta el auto, le ayudó a llenar las bolsas mientras ella le preguntaba:

   ─¿Cómo? ¿Por qué usted hace todo esto?

   El Señor correcto no le contestó, entró directo a la cocina, vació todas las bolsas y encontró los lugares de cada cosa, como si hubiera estado antes.

   ─Acá hace mucho tiempo que no se habla, se siente en el aire. ¿No es así, Señora?

   Tomó el sillón preferido de ella y se repatingó. Pidió que le hiciera un café fuerte, para ver si quitaba su cansancio. Se le entornaron los ojos y durmió.

   Se sentó en una silla para vigilarlo. Hacer entrar a un desconocido la preocupaba, se acordó del peligro que eso significa. Violarla, pegarle, darle tijeretazos.

   Mirando desde otro lado, el Señor correcto leía mucho, tenían la misma formación. Criticaron Autores, elogiaron admirando. Justo que se estaba poniendo el camisón, apareció el Señor Correcto:

   ─Si quiere, la ayudo con los botoncitos.

   Tenía las uñas arregladas y pintadas transparentes.

   ─Señor, creo que es hora que se vaya.

   ─Ni pienso, esta casa me resulta encantadora, muy elegante y si usted duerme conmigo, como amigos digo.

   ─¡Basta! Usted tendrá su tarjeta y su voluntad que todo lo puede, pero éste es mi lugar y le vuelvo a repetir, quiero que se vaya o llamo a la Policía.

   ─Llámelos, son todos amigos míos, además yo iba a seguir hasta que usted me pusiera límites.

   Como no pudo lograr nada de ella, el Señor Correcto se fue.

   Arriba de la mesa se olvidó los deberes, perdón, se dejó la tarjeta. 

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