martes, 3 de agosto de 2021

PRIMERA NOTICIA (Parte IX)

 

   Se conectó el Psico Oliverio:

   ─Te propongo que hagamos tres Sesiones Familiares, y vamos resolviendo.

   ─¿Pueden asistir Karina y Penélope?

   ─Si las considerás parte de tu familia, cómo no.

   ─¿Y a mi examigo?

   ─También, miércoles 17 horas, chau.

   En mitad de la Sesión me levanté y me fui, la atmósfera se puso oscura, falaz. Psico Oliverio salió de su Consultorio. Dijo que no fuera más. Yo era el blanco de todos, como ocurre en las familias disfuncionales, casi border todos.

 

   Llegué a mi casa y subí a la bohardilla. Encontré una soga marinera, la ubiqué al lado de trescientos psicofármacos en fila, con un vaso de agua al final. Un arcabuz del abuelo y una espada harakiri. Colgué la soga de una viga, até la soga alrededor de mi cuello, acerqué una silla y le pegué un puntapié. La viga se aflojó y cayó a mi lado. De bronca me tomé todas las pastillas y las vomité enseguida en un jarrón.

   El arcabuz del Abuelo funcionaba, pero no tenía balas. La última esperanza era lograr hacerme el harakiri. Era tan pesada la espada que no la pude levantar. Llegué a la conclusión de ser un fracasado. Ni matarme pude.

   Pensé en tirarme de la terraza, pero siempre me dieron vértigo las alturas. Después de todo habría muchas personas que tendrían que suicidarse. La primera sería la Tía Tola, la más enredista y totalmente prescindible.    

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