—Desde acá
presiento mi destino, trataron de destruir mi autoestima atando bueyes para que
me cayera. Haciendo licuado de vidrio, así cuando mi imperceptible movimiento,
el licuado destruyera mi equilibrio. Siguieron con más, pensé que era envidia,
por mis pies de bailarina, pero quién va a envidiar a un ser tan torturado. El
día que me suicidaron, todos inventaron cosas diferentes, cirqueras y falaces.
Años más tarde, los Doctos doctorearon argumentos que hicieron reír a mis
pedazos. Intentaron reproducir mi vida con poliuretano. No advirtieron que el
recinto en el que me construyeron era más chico que yo. Tuvieron que romper el
galpón para sacarme. Después me pegaron con iuju, poxinterpol, plasticulox,
justo o casi, en el lugar de mi cuna vacía. La villa Tanvil festejó con emoción
la patética imitación de lo que no existía. Ellos son así, lo que no saben lo
inventan. Después de lágrimas y abrazos advirtieron que mi barrio era regrasa y
ellos, que son tan finos, dejaron de visitar la mentira, la rodearon de kioscos
de gaseosas, expendio de drogas con permiso y artesanías pedorras. La pobreza
no se tapa así nomás y hasta los turistas dejaron de visitar, lo que fue mi
territorio. Ahora que jodieron todo, se ríen tonteando lo que hicieron. Luego
comenzaron con los monumentos, el monumento al salame junto al intredente,
parecen mellizos. El Parque Traumático con dinosaurios barnizados. Renato
Lavandera, el “tahúr de villa Tanvil”, hecho en parsec, vive en la trastienda
del ñoquicidio. Tres piezas de ajedrez oxidado, en la plaza Plaza principal.
Ando mal de la memoria, le tengo que avisar al Centinela que en cualquier
momento lo partirán en dos, para ver qué tiene adentro.
Qué lástima me
da haber muerto antes que él, yo lo amaba y él también a mí. Eramos chicos. Los
Indios, dueños de estas tierras, resultaron muy guardabosques, no nos dejaban
besar ni de lejos.
—Ahora te hablo
a vos, cómplice necesario de cualquier malandra con guita. Dejá de gastar con
tus amigotes los subsidios que te manda María Eugenia, un angelito, que si se
entera lo que sos, te va a partir al medio para saber cómo es la nada.
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