martes, 22 de agosto de 2017

OJOS CERRADOS


   Como las cortinas de un rancho, entra el aire y ellas se inflan y remontan el calor y las moscas.
   Una silla de mimbre cliqueando con alguien de ojos entornados. Un olor a frito, a cocina económica, a mate, a kerosén a caca de gallina, a puchero antiguo, a leche cortada, a grapa Valle Viejo, a vino patero, a pis de gato. Olores universales, más espaciosos que un rancho.
   Un chico entra por la cortina más delgada, se enrosca, logra desanudarse y se sienta en una silla de paja, bajita. El chico pregunta al abuelo si le puede contar un cuento de fantasmas. El abuelo sonríe y con los ojos cerrados, comienza una historia.
                                                         

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