viernes, 25 de agosto de 2017

SEGURIDAD


   —¡Qué hacés, Carlón? , tánto tiempo…te adivino…te adivino…te adiviné! , venías por unos mates, sos trasparente, perá.¡Hilda! Traete unos mates que acá vino un amigo verdadero.
  Carlón le recordó. —Yo no tomo mate, vos sabés que no lo probé jamás, me da asco eso de chupar del mismo palito. Tomo café, “Cabrales”, por supuesto, es mi vicio. Mirá viejo, no vengo a compartir brebajes, estoy en la lona, necesito que me ayudés.
   —Mirá, Carlón, el que más el que menos, todos estamos en la lona. ¿De cuánto estamos hablando?
   —Diez palos verdes. ¿Podés?
   Héctor se reía, batiendo la mandíbula. —¿Vos me estás jodiendo?, si tuviera esa guita me iría a la mierda…
   —Es que vos no sabés, te cuento. Llego a casa, del laburo, debería decir de los laburos, abrí la puerta y me encontré dos fiambres en el piso.
   —¿Y qué hicistes?¿Eran amigos?, ¿Algo así?, vos también...
   Carlón lo miró con cara de odio —Yo también?, nada, vos me llamabas Nada ¿te acordás?, bueh, no importa, sigo. Eran dos canastas.
   —¿Dos canas decís vos?
   —Así como te la canto, de repente siento un cañón en la espalda y me dice “No miré porque so boleta, tengo el patrulla en la puerta, que parece un árbol de navidá, lo fiambre son tuyo”. Entonces le pregunté: “¿No se habrá confundido? ¿Cómo voy a matar a dos policías? Si recién llego de laburar.”
“No sé, si no queré que te guardemo, son die palo verde, cinco por cada uno.”
   Le expliqué, soy laburante, no tengo esa guita, ni ahorros ni un carajo.
   Preguntó Héctor —¿Y qué hicistes?
   —Pará que te termine, me metieron en el patrulla, ligué tres culatazos y el cana, de rango, se veía “No tené un amigo? Vamo, con esa cara de nabo, algún malandra amigo habrá, dame una diresión y te llevamo.”
   —¡Qué garrón, loco! ¿Y qué hicistes?
   —Lo primero que se me ocurrió, di tu dirección y acá estoy. Está el patrulla en la puerta, vo me dijiste una vez que habías enterrado buena guita en el jardincito. ¡Por favor, salvame!
   —¡¡Cómo me vas a traer la cana a casa!!, esa guita se la comió el Gobierno de la Perra.
   —¡¡Y ahora qué hago, boludo!!
   Y Héctor contestó: —¡¡Y ahora qué hago yo!! ¡¡¡Puto!!!
                                                   

No hay comentarios:

Publicar un comentario