miércoles, 2 de agosto de 2017

QUÉ ME CONTURSI


      Vivimos al lado de la autopista, antes tomábamos mate y mirábamos pasar los autos, pero desde que construyeron esos paredones, ni esa diversión. Mi vieja tiene 70 y friega casas todo el día, mis hermanitos lavan autos por monedas. 
—Vicente.-Dijo mi viejo minusválido.-¿Viste el shopping que hicieron acá a dos cuadras?
   —¿Cómo querés que haga si me paso todo el día buscando trabajo y el paredón impide ver nada?
   —Tuve una idea, hijo, encontré pinceles y pinturas que pertenecieron a tu abuela, en excelente estado. Ella aprovechaba la cercanía de las fiestas, con estas agujas artesanales extraía clara y yema, los agujeros perfectos, para obtener huevos vacíos que ilustraba con cielos, mares, pajaritos, ángeles torzados.
   Le entregó una caja de latón antiguo con las herramientas de trabajo. Vicente nunca fue a la Escuela, pero era un dibujante y pintor excepcional.
   Su Madre lo proveía de papeles y pinturas, cuando cobraba algún extra. La gallina predilecta de Vicente, ponía huevos ideales para la función que sugirió su padre.
   Cuando aparecieron los avisos del Shopping, solicitando personal, Vicente fue uno de los primeros.
   Usó el traje del casorio de su padre, el sombrero de su abuelo y accesorios primorosos que ocultaba su madre. Un maniquí vivant, acompañado de su obra, pendiendo de hilos de seda. Lo tomaron de inmediato, le otorgaron el primer stand, hasta el Presidente del shopping se hizo presente para admirar los trabajos.
   Antes de fin de año, vendió la mitad de su producción. Le dieron amplia libertad de tiempo para seguir ilustrando. Llevó a su stand su querida gallina, con cuellito bordado y moño rojo, esta novedad atrajo público infantil, fue sorprendente cuando Vicente logró que su gallina cacareara Yellow Submarine completa.
    El shopping vendía más huevos ilustrados que vaqueros. Unos señores, haciendo compras pelotudas, como hacen los que cagan guita sin laxante, ofrecieron a Vicente trabajar en plano. Ellos pondrían telas, pinturas y todo material que necesitara. La primera exposición se realizó en un inmenso salón de Puerto Memeo. A donde Vicente fuese, su gallina lo seguía. Sus pinturas ganaron a los más consagrados, con cifras impensables. Vicente no abandonó su primer trabajo en el Shopping, ilustraba huevos de avestruz. Acondicionó la Villa, chapa, pintura, Escuela y Hospital.
   El Shopping, en su honor, se llama:
                    “EL MUCHACHO DE LA GALLINA”.
                                                              

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