jueves, 10 de agosto de 2017

ÚLTIMA AVENTURA KRETI


   Muy cerca del archipiélago más pobre de la Tierra, que guardaba treinta edificios de vándalos corbateros, jubilados en el ejercicio de la estafa, aterrizó un avión supersónico, conducido por una señoritinga que se presentó en solitario. —Soy la Dra Kretina Lachorra y les traje de regalo la última vaca de mi país, por seguridad, no daré el nombre de la Republiqueta.
   Dos esclavos encadenados ayudaron a bajar la vaca, en el lugar donde el hambre era su alimento básico. La Dra Lachorra prometió que en la mañana desayunarían de una ubre de cien vertientes.
   Ella durmió con dos vándalos castrados, en la torre más alta del country de cemento. Fue llevada por un andarivel de oro puro hasta el lugar de los muertos de hambre. La esperaban con la boca abierta, le vino bien para no rozarlos, echó tres gotas en cada uno, terminada la agotadora tarea, se encargó personalmente, del desguace vacuno, su actividad preferida. Pretendió un asadito al carbón, pero todos se abalanzaron sobre la carne cruda.
   De la vaca, no quedó nada. El más capito del lugar, que hablaba Argento, dijo —Dra Lachorra, nosotros somos antropófagos, cuando nos quedamos con hambre, seguimos comiendo lo que tengamos enfrente, y bueno, Ud ahí, nosotros aquí, no sé si me comprende, vamos a saciarnos con Ud.
   Empezaron por el botox, exquisito condimento, los glúteos inmensos fueron como un segundo plato. Los niños pelaron sus deditos, similares al pollo y los tobillos, gordos y duros, los comieron las mascotas. 
   De la Dra Kretina Lachorra, no quedó nada.
                                        

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