sábado, 9 de mayo de 2020

ARENAS VERDES PIEDRAS GRANDES


   Richi estrenó su moto que compró usada, invitó a Miguelito a una playa con piedras, olas agresivas, pero sin nadie, fuera de temporada. Estaba la casilla del Cuidador y nadie más. Le preguntó si podían dejar la moto.
   —Vos estás loco, cómo le vas a dejar a ese tipo, con cara de malandra, todas nuestras cosas.
   Iban a ponerse las mallas, llevaron una sola. Se metieron, uno primero con malla y el otro, tapado con arena, esperaba su turno. El intercambio pacífico se fue transformando, tiraron de la malla y quedó cada uno con un pedazo. Tenían las cabezas con marcas azules, ninguno dijo antes, pero las olas rompían sobre las cabezas, con piedras mezcladas.
   Congelados fueron a la casilla, el Cuidador no estaba, la moto no estaba, los vaqueros no estaban. Les robaron el kit completo. Volvieron a Tandil caminando, usando los pedazos de malla como taparrabos. Hicieron dedo a una camioneta policial, les expusieron su pérdida. Los Policías morían de risa, los taparrabos dejaban asomar los testículos y los pitulines.
    —Y, hay gente con mala suerte, ustedes son un ejemplo, queda el consuelo de saber que a las personas, los cambios les sientan bien. Vemos que ustedes tienen con qué sentarse.
   Y se fueron, lo extraño fue que estacionaron en la casilla del Cuidador, bajaron dos y subieron la moto a la camioneta.
   Retornaron al lugar, la casilla cerrada. El Cuidador brillaba por su ausencia. Caminaron hasta el Pueblo, 250 kilómetros.
   Fueron inseparables, ahora ni se saludaban. Al año, Richi se compró una camioneta y fue a buscar a su amigo Miguelito.
   —Creo que tenemos que salvar nuestra amistad, ajustemos cuentas con los cacos, vamos para Aguas Verdes, no tenemos que pensar mucho.
   Llegaron a la casilla, sin darse cuenta, apretaron el acelerador y les pasaron por encima, al Cuidador, a los Policías y a la Casilla. Retrocedieron y volvieron a pasarles por encima, para que no quedaran testigos.
   —¡Mirá, Miguelito, la moto estaba fuera de nuestra vista!
   Richi la fue a buscar, estaba tal cual, se subió, la arrancó y le dijo a Miguelito: —Yo vuelvo en la moto y vos en la camioneta.
   A aquel tiempo de humillación, le llegó su revancha.  

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