domingo, 10 de mayo de 2020

GLOBALIZACIÓN


   Le gustaba flotar en el agua. Se realizó una operación de gomas. Quedaron tan perfectas que el Cirujano, cuando le hacía la revisación, las seguía acariciando. —Son tan suaves, tan redondas.
   Ella le preguntó si podría llegar a Uruguay, haciendo la plancha. Sus amigas le dijeron que con tetas grandes, el cuerpo no tenía peso y no se podía ahogar. Preparó su viaje, compró un traje de neo prene, por la posible hipotermia. Cuando lo probó no le entraban las tetas. En la ortopedia le hicieron dos agujeros, para que éstas asomaran. Sus amigas dieron la información, el día y la hora de semejante desafío. Fueron todos los Medios.
   Apareció con una capa de nenúfares que iban cayendo, cuando empezó la plancha, las flores señalaban la dirección del regreso. En mitad del río, aproximadamente el más ancho del mundo, inclinó la cabeza hacia adelante y las vio tan grandes y nobles, que llegó a la costa con el bamboleo de sus enormes pechos.
   Regresó gracias a los nenúfares que le recordaban por dónde. Subió al tinglado y el resto de sus piernas estaban tan juntas que le nacieron escamas. Fue galardonada, premiada, aplaudida. Dejó pasar un tiempo y fue a ver a su Cirujano.
 —Tengo una teta pinchada. ¿Qué le pasó?
   —Para abaratar los costos, le hice el relleno con un globo de cumpleaños.
   —Bueno, no importa, ahora usted me arregla estas mamas, después haga una boca grande y mullida. También pido que me separe las piernas y quite algunas escamas. No las quite todas. Me gusta la idea que alguien crea que soy unida y no me dé bola, pero si mira y descubre que soy como todas, tal vez se enrosque en mi cuerpo como una serpentina.
   —Mi querida sirenita, ¿podrá pasar por mi Consultorio? La voy a probar hasta el fondo, si no es molestia.
   —Mientras no se pase de listo, yo también quiero hacer algunas pruebas con usted, Doctor.

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