—Dieron el
permiso para caminar, alrededor del Dique, el que vos decís que es un pantano.
Si anunciaron que podés dar la vuelta de un charco, yo me voy con vos.
—¡Sí! Vamos,
estoy repodrida de estar adentro, aunque no responda al protocolo vamos igual.
Pero quiero que salgas con barbijo, el protector de celuloide y te ponés algún
pegamento alrededor del barbijo, el buzo que te tape hasta la boca y listo.
—Mami, no quiero
caminar con ese armatoste y el cierre del buzo, que lastima mi cuellito.
—Salimos porque
te has portado muy bien durante la última semana.
—Siempre me
porto bien y aunque soy un niño tan lindo, me encerraste en esta casa chiquita,
con barbijo puesto hasta para dormir. Y además cuando Papi llegaba, yo no sé lo
que hacían los dos encerrados en el dormitorio. Pensando que ya me había
dormido.
—Bueno, no
estaba enterada, si no, le decía a tu Papi, que lo dejáramos para otro día.
—Siempre le
decís lo mismo y Papi se lo banca, porque siempre le decís: “no”, antes de la
cuarentena también.
—Son temas de
adultos, cuando te cases lo vas a entender.
—Mami, nunca me
casaré y menos con una mujer tan negativa como vos. Si vamos a pasear quiero ir
con mi disfraz de Súperman. Decí que sí, por fa. No sabía que era tan largo
este camino, pero mirá Mami!, ahí está el pantano. Me voy a tirar tipo bomba,
Súperman es tan poderoso como yo.
—Te mojaste con
agua contaminada, vamos a casa, hay que secarte y desinfectarte. Subite en mi
espalda y te llevo a caballito.
Pobre Mami, no
sabe que ella es una yegua, no un caballo. Papá le dice “yegua”, cuando se
enoja.

No hay comentarios:
Publicar un comentario