jueves, 7 de mayo de 2020

BÚSQUEDA


   Era mi primera salida a la Ruta, dijeron que era más fácil que manejar en la Ciudad. Venía de una discusión, quería saber de mi Padre. La velocidad poco prudente en medio del viaje, hizo que un auto me atropellara. Sentí el golpe y perdí el conocimiento.
   Alguien me despertó con su oxígeno en mi boca, me apretaba el pecho y soltaba, hasta que desperté. Sentí que era prisionera de una neblina. No recordé ni cómo me llamaba. La persona que me rescató hacía preguntas para darme pistas.
   —¿Es usted mi Padre?
   El hombre sonrió: —No lo soy, lamento desilusionarte, yo soy el que atropelló tu vehículo. Ahora lo más importante es ver tus heridas, tuviste suerte, no tenés ninguna herida, sólo algún raspón y parecés no acusar nada más.
   Traté: —Sé que debo encontrar a alguien que todavía no conozco, me da temor, estoy segura que es una casita entre árboles y nieve.
   —Te ayudo a que te pongas de píe, sostenete de mi hombro y subamos a mi maldita camioneta, vamos a buscar el lugar que describiste.
   Qué feo recordar cosas separadas, la búsqueda de un Padre, Médico tal vez, o Escritor. ¿Ambas cosas? Antes que me fuera, alguien dijo: ermitaño. Mi salvador miraba a la derecha y yo a la izquierda. Encontramos un camino serpentina. Lo descubrimos, dejamos la camioneta. Seguimos a pie, un bosque de pinos, mucha nieve y una casa con paneles solares, era el escondite perfecto. Tañí la campana de la puerta. Mi acompañante esperó conmigo. Se escucharon pasos y la puerta se entreabrió. Había ventisca.
   —Pasen, pasen.
   Adentro una leñera prendida.
   —¿Qué los trae por aquí?
   Lo dije rápido: —¿Usted no es mi Padre?
   Me sorprendió la respuesta: —Tengo hijos en cada lugar donde he vivido, alegrate, presiento que sí, investiguemos, sos muy bella.
   Le agradecí y miré hacia atrás, pero ya no estaba. Escuché el motor de su camioneta. Vivo perdiendo seres. La curiosidad de haber encontrado a mi Padre, estaba ahí.
   Mi salvador, lamenté con toda mi alma su ausencia. Él tenía ese no sé qué y miraba no sé cómo y ahora está, no se sabe dónde.  

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