martes, 12 de mayo de 2020

PAMELA


   —¿No vas más a la Iglesia?
   —Sí, voy, pero ahora se transformó en comedor. Yo preparo la comida, hago tartas, puré, lechuga, zanahorias. Sin postre. Comienzan a silbar y golpean la mesa con los cubiertos. Quieren el postre. Es más, me parece que van por el postre.
   —Llevate a Sara, te la presto, te ayuda a lidiar con esa gentuza.
   —Mamá, ella es judía, se corta las venas antes de entrar a una Iglesia Católica. Además es mi amiga.
   —Te dije mil veces que no te juntes con la Sirvienta. Es adorable, servicial, obediente, pero no te olvides que es judía.
   Mi Madre es como un Hitler en escala, racista, xenófoba. Sara es, no por su religión, ella es.
   —Te ve la gente, van a pensar que somos moishes. Viste cómo son, involucran a toda la familia.
   —Sí, claro, después viene el Ku klux Klan y los queman a todos.
   —El Ku Klux Klan, salvaguarda nuestra sociedad, son una protección, impiden que nos contaminemos con la chusma. No te olvides que vos provenís de una familia aristocrática.
   Yo voy con mi novio, que se quiere casar conmigo porque somos ricos. Él lo propuso, así, completo. En la boda podemos tirar tu casa por la ventana.
   —Pamela, te pueden agredir, pegar o violar. Las personas están divididas.
   No creo que me violen, son muchos. Si eso se produce, le cuento a mi Novio. Ya estaré entrenada. Él tendrá menos laburo la Noche De Bodas. Mi dilatación con tantas violaciones, lo va a hacer flotar adentro mío.

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