—Vos te metés con
cualquiera, ese tipo te hace de goma si lo encontrás en la calle. Guarda el
hilo, te dice que te quiere, pero conmigo se tiró un lance. Marga, cuidate.
—Yo me cuido,
ofreció ir a un Hotel bastante lujoso. Cuando me abrazó, sentí que me reventaba
las tetas, operadas tamaño XXL, por mi Cirujano que la va de serio. El tipo se
quejó porque eran tan grandes los pechos, los “pechos” dijo el grasa, que no
encontraba ningún agujero. Entonces se la agarré y a las puertas se lo ubiqué. Claro
cómo iba a encontrar, si lo tiene chico. Te diría que tan pequeño y se me
chispoteó hacerle un nudo. Me fui. Antes le presenté queja.
—¡No! A mí no me
suceden esas cosas.
—Cuando llegué a
la Oficina, se me tiró un tipo, le dije que sí. Me hizo pagar a mí el telo,
contó que no tenía un mango, no le dieron participación en las ganancias, lo
hizo tan rápido que me dejó a mitad de camino, a ése no le hice un nudo, era
muy grueso.
—Marga, a vos no
hay pito que te venga bien. Dame el teléfono de los dos. Necesitan una
compensación.
Pasó una semana
y le conté: —A uno logré desatarle el nudo, guacha, se lo habías hecho doble. Estaba
tan lastimado, que le pedí que se curara y después hablábamos. Al otro lo llevé
a mi cama. El tipo de maravillas, vos me contaste que tres minutos y chau. Yo,
en cambio, lo estimulé, el tipo agradeció. ¡Igual a mí no me dio el tiempo!
—Ay, yo quería
que fueses feliz. –Dijo Marga-.
—Soy feliz, me
puso en la cartera doce mil y tan caballeroso que lo metió sin que me diera
cuenta.
—Me hacés dar
envidia, uuy, yo quería que fueras feliz.
—Yo también. Te
mentí, no pasó nada de lo que te conté. ¡Ojalá me hubiera pasado de verdad!

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