—¡¡Mami!! ¿Por
qué no puedo salir?, mis amiguitos me necesitan, soy un niño muy divertido.
Sobre todo cuando jugamos a las pelota.
—Yo tampoco
salgo, voy al Super, a la Verdu, pero está prohibido por el Gobierno y el
Ejército de Salvación.
—Mami, vos misma
decís que el tal Alborto es un hijo de puta y tené en cuenta, no digo malas
palabras, como hacen los grandes, porque soy un niño educado.
—Me pone
nerviosa que me hables cuando estoy cocinando. ¿Por qué no llenás la bañadera?,
te quedás un rato jugando con tus muñequitos sumergibles, de paso te bañás que
te hace falta.
—A la mañana me
hiciste bañar cuatro veces, no soy un niño mugriento, soy muy limpito. Encima
me vivís poniendo alcohol gel. Te estás abusando de mí. Si me pongo el barbijo,
los anteojitos y salgo a la plaza, para ver cómo es aunque sea, estoy preso.
¿Cuándo termina mi condena?
—No sé, algún
Juez lo va a determinar, vos cometiste muchos delitos, tenés que pensar.
—¿A qué delitos
te referís?
—Hincharme las
pelotas todo el tiempo, hacerme fuck you cuando estoy de espaldas, decir: “¡Qué
Mami tonta!”
—Papi dice que
sos tonta, de ahí me lo aprendí, pero a mí no me parecés tonta, me parecés
mucho más, una degenerada, abusadora. ¡Estúpida! Andá a ver un Psicotráctico.
—Hasta acá
llegamos, rajá de acá y encerrate en tu dormitorio. ¿Me entendiste?
—No.

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