domingo, 30 de junio de 2024

ENSAYO

    Hacían una construcción y se escuchaban martillazos,  excavadoras, paredes que se derrumbaban sobre sí mismas. Lo peor fue cuando aplastaron un subterráneo, quedó poca gente viva y algunos sobrevivientes en pleno estado de confusión.

   Nosotros estábamos ensayando “El violinista sobre el tejado”. Amábamos a Chejov, era una sala underground de actores jóvenes y un Director viejo, culto y paciente.

   Cuando ocurrieron las primeras rajaduras, hubo actores que faltaban a los ensayos y no se encontraban remplazos. Los más fanáticos se ocuparon de buscar, fue en vano, se había corrido la voz y nadie aceptaba.

   En el tercer ensayo había tanto polvo por la repercusión del maldito edificio. Pero ellos permanecieron ahí. Hicieron carpas entre bambalinas, pero nadie hablaba, se abrazaban, temblaban y vibraban mientras el director sabio decía que peor sería una guerra y hablaba por experiencia.  

sábado, 29 de junio de 2024

PERMITIDO

   Glorieta vivió en un campo de concentración cubano. Tenía en su cabeza el tema. “…Cuba que linda es Cuba, quien la conoce la quiere más…” En sus pesadillas le resultaba irónico que Cuba fuera linda y al conocerla la quisiera más.

   El espanto de esos soldados sin corazón elegían cinco mujeres por día, para torturarlas y luego violarlas, con sus penes o palos de escobas o ramas gruesas de árboles. A ella la extraditaron a Cuba, luego que en Argentina le sucediera lo mismo durante la década infame. Fue inexplicable, Glorieta nunca militó en ningún partido y la política jamás le interesó, entonces ¡por qué! ¡por qué! ¡por qué! Era una muletilla constante en su cabeza. La mandaron llamar a la oficina del jefe.

   —Glorieta, vos sos la más resistente que tus compañeras pedorras. Ni bien te vi me gustaste mucho, ahora me encargo de torturarte yo. Pongo música alta y procedemos.

   Le hizo por lo menos diez episiotomías. Esperó la cicatrización y le llevaba sopas y chocolates. Griselda le permitió penetrar con suavidad a una cierta zona mal vigilada por la angustia. El jefe lloraba mientras con vos de mandato, exigió un gomón con provisiones.

   Esa noche partieron los dos. Quién le iba a decir nada, si era el jefe. Griselda remaba mejor que el otro. Llegaron a México, los que vieron aquella escena, un hombre con una mujer incrustados uno en el otro. Les ayudaron en el arribo pero la pareja insistió, no podían ni querían separarse.   

viernes, 28 de junio de 2024

EL BORDE

    Mis padres eran endogámicos, un aburrimiento bárbaro, lo único que me permitían era hacer los deberes, estudiar y bañarme todos los días. Con mucho disimulo abría la ducha, mojaba mi esponjita y el jabón. Humedecía mi toalla y listo. Me peinaba la parte de adelante a la cachetada y lo de atrás, como no la veía quedaban los pelos parados.

    —Andá lavate los dientes.

   Ponía dentífrico en el cepillo, luego lo enjuagaba. Mi cepillo durante la infancia, desconocía el interior de mi boca. Iba al mismo colegio que mis primos. El más bueno me escupía los pelos parados y le pasaba la mano. Si estaba resfriado mejor, el pelo quedaba chatito.

   Cuando mis padres viajaban a Brasil me dejaban con mi abuela, tenían terror que el avión se cayera y yo muriera. Si les pasaba a ellos no les importaba tanto, pero yo tenía toda la vida por delante. Mis primos conchetos me invitaban a su pileta semi olímpica con un trampolín, parecía que tocaba con las manos el cielo y caía de cabeza en el agua. Un día, mi primo, el más perverso, me empujó. Caí sobre el borde de la pileta, me abrí la cabeza.

   El agua se tiñó de rojo y me desmayé en brazos de la mucama, era una buena mujer. Usó las puntillas de Bruselas, (que trajo mi tío) y me vendó toda la cabeza. De a caballo conmigo amochilado se presentó en el dispensario municipal. Me dieron anestesia total y me bordaron la herida, punto cruz. ¡Qué buena es la anestesia! Me hizo volar y la atención que me brindaron los primos conchetos, té con miel inglesa, tarta de limón y antibióticos recetados.

   Me quedé a vivir ahí por unos días, pero mis deseos de venganza hacia el primo perverso, culpable de la rajadura de mi cabeza, en cuanto estuve bien le pegué un rodillazo en las bolas, a él le dolió tanto que quedó sin habla. Como resultado quedó unitesticular, el otro lo comimos a la parrilla.

jueves, 27 de junio de 2024

SUMMER TIME

    La visitaba todos los días, menos los domingos que asistía a misa y rezaba. Comulgaba pero no confesaba, no se sentía pecadora, se consideraba una santa. Nunca tuvo hombres, su cuerpo tenía el imen intacto, estaba pegado con poxi—ran por cualquier tentación.

   A Melú le aseguraron que tenía un cáncer metastasiano. Debía concurrir al sanatorio a buscar los resultados. Llamó a su amiga católica para que la acompañara:

   —Perdoname Melú, no puedo soportar la sola idea de lo que te pasara, soy muy sensible, vos sabés. Me da miedo la sensación de cosa que ya no tiene remedio.

   Melú fue sola, le entregaron unos papeles ensobrados para ver a su médico. Tomó un micro llorando, su curiosidad le hizo abrir aquel sobre. Efectivamente, tenía cáncer, una señora conmovida, por aquellas lágrimas la abrazó y le preguntó cuál era la gravedad de su situación. Melú le entregó los papeles.

   —Soy médica, si me permitís quiero hacer una lectura rápida. Ay dios, pobre mi querida Inés, tu nombre es Melú Sosa y  aquí dice Inés Siracusa. Entonces se han equivocado, hay sanatorios y médicos que debieran ser exonerados. ¿Qué te parece si te invito a tomar un cafecito?

   Melú, que no salía de su asombro le dijo que sí. Hablaron largo y destendido. Luego se despidieron e intercambiaron sus números. Ni bien llegó a su casa llamó a su amiga, ferviente católica, le dijo que se fuera a la reputa madre que lo parió.

   Cortó y tiró el celular por la ventana. Sintió que había nacido por segunda vez, consiguió la dirección de donde se encontraba la tal Inés Siracusa y la acompañó hasta el final. Le pagó las quimios pero a Inés le daban náuseas el olor del sanatorio y le pasó lo mismo que a Melú , no tenía cáncer. Melú sacó dos pasajes para las Baleares e Inés aceptó, la pasaron fenómeno.

miércoles, 26 de junio de 2024

VOLVÉ O ANDÁ

    —Marí! Viste que vos soñaste con tener un arroyo que pasara por la puerta de tu casa.

   Ella tenía los ojos pegados, pero, como algunas palabras coincidían con lo soñado y un arroyo cristalino, ahí nomás, estiró un pie y lo metió, era tibia, transparente y los cantos rodantes blancos, rojos y castaños.

   —Qué placer…que suba el arroyo así duermo un poquito más, gracias.

   —¡Marí!, creció el Arroyo El Gato y se está llevando hasta el gato, las sillas y tu cama flota ¡Marí, abrí los ojos.

   —No, por favor, prefiero soñar, no me gusta la verdad, mentime pero odio la palabra inundación.

   —Lo lograste, yo me ocupo de los más chicos, vos prestame tu canoa y una bolsa de consorcio, aunque más no sea.

   —¡No! Vos quédate, hacés peso y no puedo remar.

   Marí, llegó a un refugio en altura, bajó los gurises y volvió por más. Tantas veces fue y volvió que se desvaneció en la cama, con olor a espliego y estiró un pie y el agua era tibia y durmió llegando a soñar despierta.

martes, 25 de junio de 2024

A.A.

    Fui invitado. Escuché golpes como dos personas boxeando. La puerta estaba abierta. Yo asistía a Alcohólicos Anónimos y llevaba tres años de abstinencia, dos compañeros que conocí en las reuniones eran los que no podían detener sus trompadas. No quería meterme, soy tamaño small y me dio temor que por intentar separarlos, ligara algo.

   Hice lo que correspondía, me puse al medio, me rompieron el tabique nasal, de un ojo casi no veía y la boca era un flan sangrante. Por hacer el bueno, si hubiera seguido con Don Poncio Pilatos, tal vez estaría intacto. A pesar de mi patética intervención, de ubicarme al medio, ellos seguían, había sangre en los sillones, en la mesa, en las paredes, en las puertas. Sentí que formaba parte de una escena, donde guionista y director no saben cómo continuar y la pelea tiene una duración eterna. Los tipos quedaron tan masacrados que no se entendía cuáles eran los buenos y cuáles los malos. Me pareció que el combo venía sin discriminación.

   En Buenos Aires se reciben encargos de EEUU para películas clase Z, con escenas de sangre, sin personajes, el protagonista es la sangre. En ningún momento, ninguno de los tres     A. A. tuvo aire ni fuerzas, nos miramos en el espejo que era lo único que no se rompió y nos vimos. Un cuadro lamentable, las posturas eran obscenas, brazos quebrados, piernas con enroque a otras de propietarios irreconocibles. Yo con mi voz de tenor pregunté:

   —¿Y por qué todo esto?

   Uno dijo:

   —Éste empezó a chupar, por cornudo, y lo niega, le digo que yo fui testigo y protagonista. Cerrado el caso. La ira lo sublevó, me pegó y no paró.

   El otro le restregó que la vieja era una puta de la calle, estaba enterado por su padre Comisario. A la madre la arrestaban día por medio. Por lo tanto era un hijo, de puta, que ahogaba su desamparo con vino de caja, perfume y alcohol de farmacia.

   —Y vos que fuiste el primero que preguntó ¿Qué te pasó?

   —A mí nada, nunca me pasó nada y estaba seguro que nunca me pasaría nada, entonces empecé a mamarme, para hacer algo. Después me rescaté con Uds en A. A., tienen cada historia, los envidio.

lunes, 24 de junio de 2024

DISEÑOS

    Rompieron para siempre, comenzaron por la cama, el lugar silencioso de sus vidas conyugales. Ninguno quiso otra cosa que dormir, desde el primer día. No consumaron.

   En la casa vecina, la pasión entró con ellos, empezaron en la puerta sin llave, cayeron al piso y se deglutieron mutuamente. Los sonidos eran de animales antropófagos. Llegó el día y seguían como cuando se abrió la puerta sin llave.

   En la tercer casa vecina, luego de una reunión de sonrisas y risas cándidas, se brindó con champagne, la reunión concluyó. Quedaron solos y se tomaron toda la botella y otra más escondida en la heladera. Tuvieron náuseas, ninguno se dijo nada,  pero durmieron con el vómito pegado en las almohadas. Al despertar se tuvieron un asco que no se arrepentía, anularon el matrimonio.

  Había una cuarta casa con ventanas suprimidas y una puerta que daba a un concierto de yuyos. Por allí salía un hombre todas las mañanas, se escuchaban gritos cerrados:

   —¡Dejame salir, acá está oscuro!

   Repetía los gritos con las mismas palabras. Él llegaba con una vara, cerraba la puerta y los gritos mudaban el texto:

   —¡Pegame que me gusta!

    Era un barrio sórdido. A pesar de sus historias, ninguna de las parejas mudó de casa. En lo profundo de sus almas, sentían cómodos los diseños arbitrarios de sus vidas.

domingo, 23 de junio de 2024

SEDUCCIÓN A LOS 70

   Sin cirugía, laser, botox, cremas, masajes, pilates, levantar lolas, agregar un leve volumen. Hacer igual con los glúteos, altos, duros y discretos. Lipoaspiración en todo el cuerpo, quitar manchas y arrugas de las manos. Levantar los cachimbos colgantes de los brazos. Tratar que la musculatura general se prense a los rellenos y los huesos.

   La papada, no hay otra, extirparla y esculpir la quijada que suele tener sobresaliencias de artrosis. El cirujano plástico no debe ser reconocido, porque lo agarrás cansado y te hace cualquiera.

   Los mejores viven en Rumania. EEUU  es impecable para implantes pilíferos. Después que te sentís soberbia, divina, viene lo peor.

   Nadie te da bola. Porque todos se dan cuenta que sos una matusalénica operada. Un día comprendés que estuviste en quirófanos, masajes, gimnasios, aparatos odontológicos, desde los treinta y te olvidaste de vivir. Tu agenda no anotó amigos, anotó turnos.

   Hasta tus nietos preguntan a sus padres si sos de plástico, tienen miedo de abrazarte y abollarte. A tu marido lo abochorna salir con vos, los amigos le dicen:

   —Qué buena está la muñeca inflable que te compraste, guarda que te la pueden robar.

   Él de eso no tiene vergüenza porque te aseguró en millones.

   El último Doc eminente, te practicó estudios óseos, te encontró apolillada de pies a cabeza. En quince días te quebrás en mil pedazos. No necesitarás crematorio, pasás directo a la urna. 

sábado, 22 de junio de 2024

RELACIONES PELIGROSAS

  Qué laburo para la nueras, mentirle a las suegras. Las que tienen hijos únicos y pretenden que la nuera le saque la grasita del jamón crudo.

   Ella le miente cómo prepara los sánguches en su casa, con todo esterilizado, sin mayonesa, porque sabe qué mal le cae al nene. Los compra hechos, en una Panadería de coreanos de uñas negras. La nuera quiere que el tiempo pase pronto, mentir sobre lo mentido, agobia. El coreano sabe pero no dice. La suegra la deja a cargo del nene con hepatitis, porque a la hermana la tienen que operar.

   Compra sánguches, ahora les agregan vinagre. El nene, el novio, el futuro marido, no come, el olor le impresiona. La nuera le deja la bandejita al Portero, que se pone chocho.

   Le miente a la suegra, tienen que estudiar.

—¿Esta noche? -pregunta la suegra sin sacar los ojos de la tele.

   —¿Y qué van a estudiar?

   La nuera contesta con perversión:

   —Anatomía.

   Al tercer día la suegra resucita de la tele.

   —¿Les fue bien en Anatomía?

   Ella piensa, mientras él imprime las Invitaciones, vieja bruja.

   —Sacamos diez, los dos y como estoy embarazada de cuatro meses nos casamos el día de su Cumpleaños, le quisimos dar esa sorpresa, ¿No bichi?

   Él sigue imprimiendo las Invitaciones y contesta:

   —¿Qué sorpresa?

 

   La suegra queda pasmada. Piensa que sólo comerán sánguches de miga de los coreanos. La nuera goza porque la entrega la hará el coreano que sabe pero no dice. 

viernes, 21 de junio de 2024

A LA TêTE

    Pepa era una mujer insoportable, hasta para sí misma. Hacía solitarios, miraba películas, leía y escribía. Lo único interesante eran sus solitarios, el resto, tercera categoría. Se anotó en un concurso de revistas mejicanas y lo ganó. Setecientos ejemplares vendió. Con ese dinero construyó una biblioteca pública con libros de autores desconocidos. Sus padres negaron que fuera hija de ellos. Pepa se enojó tanto que los molió a fustazos.

   Le hicieron un juicio oral y público donde fue acusada por abusos parentales. Salió sobreseída por famosa y la ausencia de algunos tornillos que le faltaban en la cabeza y nadie los podía encontrar. Pepa se tomó fotos con el juez, el fiscal, el abogado defensor y otros corruptos del mismo estilo.

   Le hicieron una propuesta más que interesante, llegar a la presidencia de la República de Dronlan. Pepa les agradeció mucho ser presidenta sin votación previa. Los dronaleses le pedían autógrafos. Ella los firmó y no terminaba nunca. Un dronalés quedó sin autógrafo. Pepa le dijo que a muchos no les pudo firmar. Dio un discurso en un dronalés perfecto.

    —Dronaleses a las cosas (eso lo copio de alguien)

   Punto uno: tienen que bañarse, peinarse y yo les doy el dinero para que se compren ropa de merca, me equivoqué, de marca.

   Punto dos: los barcos con cargas que lleguen a esta tierra deben bajarlos ustedes. Estarán todos contentos y gratis.

   Punto tres: contienen cocaína, heroína, cannabis, morfina y metralletas por si hubiera descontentos. Los piratas del asfalto estarán de nuestro lado.

   Punto cuatro: y dando los trámites por cumplidos, yo me voy a hacer solitarios y mi última despedida de Dronlan será: váyanse al carajo y déjenme de joder.

   Rubrico con mi nombre “PEPA”.     

jueves, 20 de junio de 2024

NO ME DI CUENTA

   Las miradas de nadie llegaban a ese lugar. Una biblioteca con cientos de libros, de piso a techo, un escritorio oscuro, con un sillón maravilloso, con el olor que juntan tres generaciones, algunas se encargaron de retapizarlo y el último decidió extenderle una piel de oveja grande y calentita. Mis sobrinos nietos, me sacaron del geriátrico, podía valerme por mí misma, era un gasto innecesario. Vivía en una habitación pequeña, que antes se le decía la pieza del opa. Se tenían muchos hijos, siempre alguno salía opa y las familias ocultaban lo que llamaban escarnio, o vergüenza, en los fondos de las casas.

   Mi pieza de ahora, fue de alguien de mi familia, pero nadie sabía de quién. Me volví vieja sin darme cuenta, le atribuí a mis dolencias y desgastes, a que dormía poco, no tenía marido ni hijos. La manía de recluirme, fue de siempre. Al escritorio no iba nadie y el sillón guardaba la forma de mi cuerpo marioneta, faltaban leer los dos últimos estantes. Los libros más apasionantes, provinieron de esos estantes.

   Dejé de comer, para poder terminar antes, no sé por qué, pero antes. Comencé a notar algo redondo y pequeño arriba del último estante, de la sorpresa pasé al miedo, que era más grande que aquella cosa redondita.

   Daba vuelta las páginas, y siempre estaba, lo peor era que me miraba. Una noche terminé un libro y entró el sol. Fui a buscar la última novela y un brillo mínimo me invalidó el ojo derecho, la escalera no alcanzaba y estiré mis brazos, tomé el libro como un tesoro desarmado y cuando la escalera con ruedas, recibió el segundo paso, resbalé y caí al piso, boca arriba. Las hojas volaban sobre mí y cubrían el piso.

   El brillo pasó, tuve la seguridad de que el ojo ya no estaba, palpé el piso y había algo duro, como una bolita de naftalina. Lo levanté, lo vi de cerca, era el ojo de un osito que fue de mi hermana más grande y en nuestras peleas cotidianas, le arranqué el ojo al oso. Ella no estaba, lo escondí donde no pudiera encontrarlo.

   Estoy vieja final, ahora soy consciente. Aquel episodio que se nubla, yo con ocho años, subiendo los escalones y colocando el ojito en medio del estante de libros, el que rozaba el techo, el que ahora me mira y parece contento, que no me pueda incorporar, todos mis huesos quebrados y siento que lo único vivo es ese ojo, que me deja ciega. 

miércoles, 19 de junio de 2024

SÓLO SÉ QUE NO SE NADA (SÓCRATES)

    —Mami, basta de decir ¡callate! Todo el tiempo. Mis amiguitos en vez de llamarme con mi nombre, pasé a ser: ¡Callate! Las otras mamis pensaban que  que me llamaba cállate y vos cuando papi habla le decís cállate, haceme el favor, es tu marido, cómo le vas a decir así.

     —Sabes lo que pasa niño lindo y bueno, cuando le doy de comer y no le gusta, pregunta: “¿Qué es esta mirloca? Si sabés que es la comida que más odio, ¡qué boluda que sos!”

    —Mami, no lo dice con maldad, te elogia, pensá que sos una mujer con muchas bolas.

   —¿Viste cuando mandó a hacer otro dormitorio? Es porque no me puede ni ver, con decirte que cierra con llave. Yo le golpeo la puerta y él me abre.

   —¿Vos pretendés que yo te haga eso que vos sabés…?

   —¿Qué quiere decir “eso que vos sabés”?

   —Va a ser simple para mí y complicado para vos. Igual te lo explico. El mundo no tendría personas si no hacemos eso que vos sabés.

   —Sí, lo que yo sé es que papi y vos me harán un hermanito. Mami, sería un acto de perversión. Papi siempre dice que estamos sin un mango, apenas alcanza para mí…

   —Es correcto lo que decís, el bebé tendría que usar la ropa que vayas dejando y no me digas nada más.

  —Mis compañeritos dicen que si papi no te introduce nada adentro, el bebé no va a existir. Tiene sus razones, le dejaste de gustar hace mucho tiempo. Para eso que vos sabés tiene sus secretarias.

martes, 18 de junio de 2024

PECHUGA

    —Srta, los chicos me dicen bastardo porque mami y papi se divorciaron. Mami se quedó conmigo y papi desapareció.

   —No te parece que estás grande para llamarles mami y papi, no! no! se dice mi madre o mi padre, que ya no es tuyo porque se fue de tu casa. Niño joven, lindo y bueno, te voy a contar un secreto, esto es entre vos y yo, no se lo digas a nadie. Yo no tuve madre ni padre, nadie me reconoció ni demandó mi presencia. Y yo, como lo más la pasé fenómeno. Trabajé de mucama en casa de gente rica. Ellos me pagaron los estudios y acá ves, soy tu maestra.

   —Le quería decir srta, que la quiero mucho y que repetí apropósito para estar otro año más con usted.

   —¡Ay! Sos un amor, vení aquí, me dieron ganas de darte un abrazo.

   —Uuuy, no sabía que un abrazo tan apretado podría asfixiarme entre sus tetas, perdón, entre sus pechos.

    —Vos hablá como quieras, hoy te invito a comer a casa, de paso te presento a mi hija, tienen la misma edad y se van a divertir. Mientras permanezcas con nosotros no quiero nada tecnológico. A guardar computadoras y celulares.

   La srta ni se imagina como nos divertimos, cuerpo a cuerpo, beso a beso. ¡Guau! Tuvimos suerte, la casa estaba vacía. La srta tiene el turno tarde también y una cama gigante y mullida para nosotros dos.

   No sé por qué la cama me recordó los pechos de su madre.

lunes, 17 de junio de 2024

BREVIARIO PARA MUJERES ATASCADAS

    Colocas todos tus zapatos en el freezer, es el único modo que tienes para no salir de tu casa. Limpia como la luna y brillante como el sol. No enceguezcas o vas a retornar a tu poltrona.

   La felicidad está en el bosque, no en la escoba. Si tus ganas de barrer las hojas y juntar soretes de perro son incontenibles, allí mismo, en camisón y pantuflas  te montas en la escoba y sobrevuelas la city porteña, que es gris pero tiene cientos de arbolitos. Todos ellos mirarán hacia arriba y notarán que no llevas calzones. Te sentirás feliz. No permanezcas quieta en el aire, porque te harás mierda contra los cedines y los dólares azules. Éstos no te harán feliz. No te quedes quieta y callada. Ábrete de piernas y algún infeliz entrará en tu cuerpo para destapar tus cañerías obstruidas. Notarás una felicidad breve, si miras la hora no le darás importancia porque tocarás el cielo con las manos. Poco a poco sentirás el movimiento perpetuo de la vida. Fe, fe, fe, feliz. Para ser más feliz aún inscríbete en cursos de payaso. Cursillos de cómo viajar, aunque el Milei te lo impida y la estúpida te lo prohíba.

   Tienes una plaza frente a tu casa. Los niños que no te dejaban dormir siesta y tú los odiabas. Ahora sal a jugar con ellos con unas buenas zapatillas marca Mileydi que te permitirán ganar todos los partidos.  Cuando te quedes sin aire vuelve a tu casa. Abre el freezer, saca tus zapatos rojos, ponlos en el microondas hasta que estén tibios. Ponte calzas negras, el suéter rojo de tus doce años y un exagerado push-up por debajo. Mírate en el espejo, date un beso mientras sueltas tu pelo enrodetado. Quererte a ti misma te hará feliz. Camina hacia un café, pides un cortado y prende un cigarrillo. El mozo pedirá que lo apagues. Enfurécete y vete sin pagar, taconeando fuerte. Nadie te dirá nada, el asombro paraliza.

   La felicidad es un revólver ardiente, decían los Beatles. Entra en una librería, saca el arma y compra mi libro “Breviario para mujeres atascadas.” Evitas así, pagar el ejemplar. Léelo de inmediato, serás feliz tú y seré feliz yo. Estoy traducido a varios idiomas. Recomiéndame a todas tus amigas. La felicidad será completa, para todos. Cuando vuelva de mi viaje a Kuala Lumpur quiero verte. De tanto hablar contigo me enamoré como un gilipollas. Nos casaremos y seremos perdices.

domingo, 16 de junio de 2024

MAGENTA

    Como las cortinas de un rancho, entra el aire y ellas se inflan y remontan el calor y las moscas.

   Una silla de mimbre cliqueando con alguien de ojos entornados.

   Un olor a frito, a cocina económica, a mate, a kerosene, a caca de gallina, a puchero antiguo, a leche cortada, a grapa Valle Viejo, a vino patero, a pis de gato. Olores universales, más espaciosos que un rancho.

   Un chico entra por la cortina más delgada, se enrosca, logra desanudarse y se sienta en una silla de paja, bajita. El chico pregunta al abuelo si le puede contar un cuento de fantasmas.

   El abuelo sonríe y con los ojos cerrados, comienza una historia.

sábado, 15 de junio de 2024

DONALD

    Le hacían firmar cheques a granel. Noventa años tenía el tío que los adoptó. (Luego que murieron sus padres.) A los tres huérfanos Dieguito, Luisito y Huguito.

   Amaban el dinero que les daba el tío nonagenario. Tomaban aviones propios y dedicaban sus vidas a dar la vuelta al mundo tiempo completo. Como al tío le daban miedo los aviones le compraron una bicicleta con rueditas para que los siguiera por tierra.

   Ese viaje, al tío viejo lo mató por agotamiento. Los sobrinos lo lloraron durante mucho tiempo. Dieguito dijo:

    —¡Cómo vamos a extrañar eso que tan bien le salía!

    —¿Vos te referís a los cheques? —dijoLuisito.

   —No, para nada. Nunca olvidaré lo de la cebollita en vinagre, su comida predilecta y la mía, él mismo las tallaba, de una grande la transformaba en chiquita, el vinagre lo inventé yo. A ustedes nunca los convidamos, seguro que hablarían de ellos con desprecio. Ja…lo que se perdieron estos guanacos.

viernes, 14 de junio de 2024

¡SALE HUMO!

    Primero tuvimos una cocina a kerosene.

    (Esta mujer está cada día más loca) El único inconveniente que tenía era la comida, salía con gusto a kerosene.

    La cambiamos por una garrafa, era muy buena, daba calor mientras cocinaba, con una sola pava preparabas café, té, sopa.

   (Allí me quemé las pestañas encendiendo un porro)

   Cuando mudamos el rancho cerca del pueblo compramos una cocina verdadera, con horno, anafe y barbacoa.

  (Sí, es cierto, está loca) El rancho lo transformamos en una casa chica, rodeada de araucarias y enredaderas desconocidas.

   Un día nos levantamos con el pie izquierdo. Porque nosotros éramos de izquierda.

   —Roque, mis manos están quemadas.

   —Agarraste la fuente sin los guantes que te regalé.

   —De ahora en más cociná el pan vos.

   —Para eso están las panaderías donde se encuentran bagettes recién hechas tibias y crocantes. Te voy a traer para que pruebes. (Le voy a proponer que vaya ella.)

    —Ni en pedo, ¿cómo voy a salir con esta cara?, deforme y quemada, los hombres y los chicos me van a mirar con asco y miedo.

     —Me parece que andás con ganas de otro hombre.

   (¿Quién le va a dar bola?)

   A las dos horas estaba con un tipo muy buenmozo, lo trajo a casa y me lo presentó. Era más joven que ella estaba tan entusiasmado, la besaba en la boca y le apretaba las tetas y el culo.

     —Disculpá, Roque, quiero que nos separemos. He conseguido un marido de repuesto. Se llama Ángel y es un Ángel, y limpia, cocina y me baña. Me compró un camisón transparente para cojerme el tiempo que le sobraba.

    —¿Y cómo se banca el Ángel, una mujer con cara quemada hasta los tuétanos?

   —Roque, me salió redondo, Ángel es ciego…

jueves, 13 de junio de 2024

CUARENTA GRADOS

    La maestra de cuarto lo llamó para corregir su cuaderno. Él contemplo las pestañas de seda, esa manos de paloma cerrando en un rojo fuego dando vueltas las hojas, le hacía cosquillas en la nuca. El perfume lo embriagaba. La señorita lo felicitó, escribió muy bien diez, excelente y le besó una mejilla.  Bruno sintió que le temblaba todo el cuerpo y sus oídos escucharon una voz familiar:

   —Es altísima, traé el jarabe.

   Sonó el timbre de salida, llegó a su casa y apoyó la mejilla en un azulejo del baño. Quedó estampado el rouge, Bruno besó con fervor aquella mancha, tenía frío y calor al mismo tiempo.

   Llegó temprano al aula y ella lo esperaba, le ayudó a quitar su mochila y él pudo ver el principio del escote. La señorita atrajo la cabeza de Bruno para que escuchara los latidos de su corazón. Sintió el privilegio de poder tocar con su oreja aquellas cosas mullidas.

   —El tema de hoy es el corazón —dijo la seño.

   Sintió que la sangre entraba en ebullición y de nuevo la voz lejana: 

   —Traigan paños fríos, sigue alta.

   Llegó el momento que tanto deseaba. La maestra lo abrazó y llevó la mano de Bruno ahí, justo ahí. Escuchó a su madre:

   —Ya está bajando, ahora que duerma se lo nota agotado.

   Quiso retornar, la escuela estaba cerrada. Sus padres y el médico rodeaban la cama, sonreían. Cerró los ojos, tranquilo, un líquido extraño mojó el pantalón de su piyama.

miércoles, 12 de junio de 2024

2013

    —Te dicen que te dan un papel, vení aquí afuera. Te advierto que esto no lo sé más que yo, sabés que te aprecio, lamento ser la portadora: nunca te van a dar el papel celeste. Sos guardaespaldas y no querés portar armas, eso a los tipos no les gustó, —él la interrumpió y le contó que esa era su indemnización de treinta años de trabajo.  

   —Lo invertí todo en la Harley Davidson. Puse el dinero ahí, no sé cómo decirle a mi mujer.

   Le pidió que la siguiera a su despacho. Entró desganado, ella le preguntó si estaba con ellos y su magnífico proyecto, gracias al cual tenía un piso y una cuatro por ocho polarizada.

   —Si vos no sos del partido, no puedo ayudarte.

   —¿No sos mi amiga de la infancia? Igual estás fuera del proyecto, tengo esta charla en el grabador.

   Él sacó un papel oficio del escritorio y renunció a su cargo.

   —No es conmigo sólo, es con todos, el país no está por venderse, ya está vendido, y además…

   Ella pidió que se retirara de inmediato.

  Se sube a la Harley, alguien lo sigue en un auto oscuro. Se detiene a tomar una birra. El auto oscuro lo espera. Él sale con una velocidad, que el auto se rinde. Llega a su casa. Cuando guarda la moto, el auto negro estaba estacionado en frente. Al día siguiente llevó a su mujer al trabajo y a su hijo a la escuela. Fue a ver a su amiga de la infancia, pidió disculpas por sus palabras. Ella lo creyó arrepentido y le dio un abrazo de bienvenida. Él rogó que el auto negro dejara de seguirlo. Su amiga le cerró la puerta en la cara. La amenaza fue permanente. Comía sin hablar, salió a fumar un cigarrillo, en la esquina le dispararon tres veces y fueron certeros. Amenazaron a su mujer y al hijo durante un tiempo. Los dos tenían asco, miedo y odio.

martes, 11 de junio de 2024

DERECHOS Y HUMANOS

    Tomé una combi para cruzar el puente, había un operativo, se llevaron a una pareja de un auto. Cuando los iluminaron pidieron documentos. Pasaron todos, menos Miguel Parra, chileno cantautor. Los milicos pensaron Parra: comunista, o algún ista. La portación de apellido pasó a algún centro de detención. Sus compañeros fueron dos curas y un abogado. Uno de los curas era especialista en Teología y el otro ayudaba en una villa. El abogado ganaba cuanto juicio laboral cayera en sus manos. Los curas y el abogado no fueron torturados. A Miguel, lo tomaron de punto. Cuando llegaba la noche, lo arrojaban encima de los otros. Los tres compañeros arrancaban pedazos de sus ropas y le hacían los auxilios que podían. Lo dejaban dormir y Miguel escuchaba sus conversaciones, todo giraba alrededor de Dios. Un día se apoyó en un codo y con dificultad le dijo al teólogo que él hacía otra lectura de Dios. Se convirtieron en antagonistas criteriosos. El fin de semana quedaba sin guardas, lo aprendieron de escuchar. Miguel pedía a gritos que lo sacaran de allí. Un sábado, decidieron los amigos abrir las rejas, con las manos. Pudieron por lo elemental de la construcción. Salió Miguel y los otros también. Era todo campo, corrieron kilómetros, tomaron diferentes caminos.

   A los veinte años del episodio, el conjunto chileno, dirigido por Miguel Parra, daba un concierto. La gente aplaudió tanto, porque lo bueno se agradecía así. El abogado quiso saludarlo y dio su nombre. La puerta se cerró. Se escuchó la voz de Miguel negando conocer a esa persona.

   —…Tal vez en una década que borré de mi vida. Decile que no sé quién es ni me interesa.

lunes, 10 de junio de 2024

EL OLOR DEL FUEGO

    Atardecer en una esquina de Tandil, una chica adolescente, peso esqueleto, pelos parados de todos colores, nariz de payaso, mejillas rojas y jardinero amarillo.

   —¿Cuánto cuestan los sahumerios que vendés?

   A ella la pisó la vida, tras la pintura, transparentaba un gesto ausente.

   —Lo que usted quiera, esta noche quiero comer.

   La gente hasta tomaba distancia por si la chica pedía. El Señor que le compró, pagó como para un sándwich, era Concejal, propuso dejar que los emprendimientos chicos tuvieran lugar en las esquinas, sin el trámite previo: “puedo o no puedo”. El resultado general fue: No.

   Todo es “No” para el pobre.

   —Que trabajen.

   No hay trabajo.

   —Que lo inventen.

   Por eso piden un espacio a la intemperie de una esquina, un Concejal dijo “Sí”. Era el Señor que se le nublaron los ojos, cuando escuchó:

   —Esta noche quiero comer.

   Los Kapos de la estupidez humana, argumentaban que la pobreza queda fea repartida en la calle. El Señor ni renunció, se fue a vivir a su pueblito de origen, que debido al cierre de todo, todito, todo, era una procesión de desocupados. Este gran hombre, energúmeno como todos los grandes, vendió el tambo recibido por herencia. Y lo que quedó lo trasladó al pueblito y todos tenían asegurado tres vasos de leche por día. Se le vinieron a vivir con él, jóvenes del pueblo del no.

   Sembraron. Comer, comían todos y las viviendas, de a poco, con materiales reciclados y la imaginación multiplicada, tomaban formas caprichosas. Un amanecer frío y oscuro, lo fueron a buscar al Señor apodado “Don Generoso”. A pocos kilómetros en una casa cuadrada de cemento, lo interrogaron acerca de temas que él ignoraba y recibió todas las sandungas de la década infame. Había dos bestias hilarantes y perversos, construyendo una cruz de quebracho. Estando él destruido, lo crucificaron con clavos de hierro y en una transcavator, lo trasladaron a la entrada del pueblito. Don Generoso recibió los alaridos del dolor y el espanto. Pertenecían a la adolescente que le vendió los sahumerios al precio que el Señor quisiera, porque aquella noche quería comer. Nunca cruzaron palabra, pero ella ni bien enterada, estuvo. Lo siguió trabajando junto a otros y convencida que Don Generoso, era su Padre, regalo de la tierra. Todo el pueblito ayudó a quitarlo de la cruz. Dos Médicos y Enfermeros, curaron sus heridas, su resucitación tomó un largo tiempo. Al año se le quitó el respirador. La secuela fue una ceguera milagrosa, que le permitió terminar su trabajo con los ojos del corazón.

   Hubo algún idiota confundido, del pueblo del “No”, que pidió canonizarlo. Le contaron a Don Generoso, que jamás levantó la voz a nadie y diatribó breve.

   —Me cago en el mal parido, sepa él que jamás he creído en dios y su fetichismo cobarde, sienta precedente, ya que la bestia cree toda esa sanata. Que arda en el infierno y se lleve el lote de canallas a la guarida del diablo.

domingo, 9 de junio de 2024

SI YO NO QUIERO ME VOY

    Ni pasaba por la Escuela. Dijo a sus Padres que no gastaran en la inscripción, no estaba en sus planes estudiar. Carmina vivía en un mundo con trazados firmes. Si era invierno tiraba el acolchado.

   —Es como dormir con un peso sobre mi cuerpo. Lo de sabanita lo acepto, para que no se pongan tristes, la termino usando de pañuelo, hecha un bollito de sonar. Igual Mami, vos preferís que me suene antes de tragarlo.

   Su hermana, Delfina, hacía de cuenta que no existía. Sentía que sus Padres la querían más a Carmina, un desastre en todo, que ella que era aplicada y prolija, obedecía cuando se le pedía una colaboración. A Carmina no la obligaban a nada, usaba artilugios.

   —Ma, voy a bañarme en el río, llevo jabón y tohalla, vuelvo al mediodía.

   Y volvía al atardecer. La corriente del río la fue llevando hasta donde vivía el Músico, ella estaba violeta y perdido el jabón y la tohalla. El Músico la hizo subir al puentecito, tenía los ojos cerrados y le alcanzó una bata.

   —¿Sos ciego?

   Lo vi que tenía ganas de mentirme.

   —No, pero cerré los ojos para no avergonzarte, a lo mejor no te diste cuenta, pero la corriente te quitó la malla.   

   Ella se hizo pasar sola a una sala ocupada por un piano de cola.

   —No sé cómo serás vos, pero en casa todos nos bañamos desnudos, mis Padres decían que así vinimos al mundo y la ropa fue un invento para molestar, cuando vamos al Pueblo sí nos vestimos, por la gente, para que no nos dejen afuera.

   El Músico empezó a tocar la Quinta de Beethoven. Ella la escuchó toda, luego aplaudió.

   —Yo sé que tocaste la Quinta de Beto el Joven.

   El Músico complacido le enseñó cómo se pronunciaba. Carmina le dijo que ya sabía, pero le quedaba mejor Beto el Joven.

   —Yo tengo diez años ¿y vos cuántos tenés?

   Él le dijo que veinte. Carmina sacó la cuenta.

   —Te autorizo a casarte conmigo, si yo tengo novecientos pesos ahorrados, vos tenés veinte más, es una buena dote que a mis Padres les vendría bien para pagar el Colegio de la estúpida de mi hermana.

   —Carmina, me encanta, pero sos muy chica y yo un viejo.

   Ella tocó unos acordes de Para Elisa y le contestó:

   —A mí me encantan los viejos y tengo una idea, yo te espero hasta que vos digas, no me quiero perder ese turno. Vení conmigo a mi casa, pero no les cuentes nada.

   Los dos, con viento en contra, se hicieron presentes. El Padre le desconfió y la Madre temblorosa.

   —Está lleno de pedófilos aquí en Valle Hermoso. ¿Cómo sé que uno de ellos no sea usted?

   El Músico explicó cuál era la situación. Les contó hasta la propuesta de la niña para después. El Padre quedó prendado del relato del Pianista.

   Y bueno, Marta pensó que le podía enseñar. Carmina sintió que el Músico la había traicionado y merecía un castigo ejemplar. Se hizo la amable con Delfina y le contó el secreto que debían compartir: el Pianista del puente abusó de su inocencia y la amenazó: “Si alguien se entera de esto, te sumerjo en el arroyo, no sin antes dejarte sin respirar”.

   Delfina dijo a su hermana, que ella se ocuparía. Un día faltó a la Escuela y se metió en la casita, el Músico estaba tocando el adagio de Albinoni. Le sorprendió ver a la púber desnuda, con un cuerpo de mujer. Hizo lo imposible para que el Músico perdiera la razón y cuando él se dispuso a penetrar aquel ángel tan dispuesto, Delfina le clavó en la espalda el cuchillo más grande que realizó su Padre en la fragua. Delfina se bañó en el río, se puso el uniforme y marchó a su casa, donde habían empezado el almuerzo.

   Carmina se levantó para besar a su hermana. Los Padres no se asombraron, porque Carmina tenía gestos imprevisibles.

sábado, 8 de junio de 2024

LOS POLVOS

    Asomada al balcón, donde entraban ella, su gato y una maceta, las perversas dimensiones de un monoambiente, dormitorio, un anafe y un baño. Todo en cuatro por cuatro, allí vivió Roberta, sus últimos días en Buenos Aires.

   Desde Trieste, su Abuelo, le mandó un pasaje para viajar y una carta que la hizo llorar: “Querida Rober, necesito que vengas, como tu País, según las noticias, se viene abajo y encima una pena tan grande como la muerte de tu Abuela, me dejó sin casa y resolvieron encerrarme en un Manicomio, siendo yo sano. Claro, ver tanto loco me volvió loco. Te espero para que des cuenta de mi cordura y consigas un Abogado que se haga cargo de recuperar mi casa…” La carta sigue, pero transcribirla está fuera del alcance de cualquiera.

   Roberta era experta, con su cara de inocente, de cualquier tropelía, sin medir las consecuencias. Empezó por hacer viajar de polizones, el gato y la maceta. Hizo contrabando de ambos, seduciendo al Comandante de abordo. Le costó un polvo rapidito, en el baño del Aeropuerto. Viajó en primera clase, gracias a una viejita alzheimeriana de 93 años, le contó cualquier verdura para cambiar su asiento de segunda, por el de la anciana. Totalmente creída que Roberta era una Virgen, que la bendeciría en cualquier momento de su vida y muerte. Lo de muerte lo agregó ella, para que la viejita se quedara en el molde, si la querían volver a su asiento.

   Llegó al Nosocomio, donde siendo la nieta adulta, venida de América, así lo declaró ella. Un Médico la hizo pasar a un cuarto sucio de pintura descascarada.

    —Ud quiere hacerse cargo de su Abuelo, eso tiene un precio.

   Hasta olor a humedad tiene el sinvergüenza. Le costó un polvo rapidito, sacar a su pobre Abuelo.

   Abrieron la casa y estaba tal cual la dejó el Abuelo, el diario en la segunda página de aquel día y la única variable fue la cama deshecha, sábanas sucias. Usaron la casa de bulín, seguro.        Roberta buscó un Abogado, luego de limpiar y alistar al Abuelo. Buscó el mejor Abogado de Trieste, según le informaron. Tuvieron tres horas de espera, hasta que los recibió. Era un gordo más ancho que alto, cuya baba secaba con un pañuelo, de manchas dudosas. Luego que le relataron lo sucedido:

   —Sr Roca, tenga a bien tomar asiento en la Sala de Espera, me interesa hablar con su nieta, los términos de mis Honorarios.

   Cuando quedaron a solas, el gordo dijo a cuánto ascendía lo que deberían pagar. Roberta casi desmaya.

   —Bueno, mi querida, hay otras formas de pago.

   Éste fue un polvito más extenso que los anteriores, pero cerraron el trato y ganaron el Juicio.

   El Abuelo le preparaba té de camamila, todas las noches y de día polenta al hilo. Ella sentía un hogar recuperado y las anécdotas del Abuelo, casi siempre las mismas, la hacían dormir en mantas de recuerdos calentitos.

   —Rober, querida nieta, veo que salís a buscar trabajo todos los días y no encontrás. Te vas a enfermar, aquí también la desocupación es alarmante.

   Ella se cansó de rebotar en cada lugar y se le ocurrió una idea tropelíaca, ofrecía al paso, sus polvos rapiditos. Le fue tan bien, que puso con el Abuelo, una pequeña Pizzería al Paso, la llamaron: “Pizzería La Rapidita”.

viernes, 7 de junio de 2024

POLONIA

    Kartosky, amigo de Pietosky, vivían a cuarenta km de distancia, se juntaban todos los días en la casa de Mika. Era una valiente que quedó sola. Sus padres murieron en una guerra sin sentido, como todas las guerras.

   La quisieron adoptar, como cinco matrimonios. Ella les negó a todos una familia nueva, con el recuerdo de la suya, le bastaba. Kartos y Pietos corrían aventuras con Mika, tenían las mejores ideas. Todas de alto riesgo como trepar piedras y desde allí tirarse a ver quién llegaba más lejos. Ella los compensaba con comidas extrañas, sus amigos hacían que deglutían y luego escupían, o decían “voy a hacer pis” y vomitaban.

   Mika se enamoró de Kartos, en una de sus tantas caminatas se le tiró encima, le di un beso y otras cosas. Él no quiso, de ese modo tan explícito.

    —Si tenés tiempo te leo mis libros preferidos, vas a ver que te vas a divertir y necesito que Pietos esté presente. Escribe muy bien y es encantador escucharlo.

    —No entiendo, los tres fuimos a la misma escuela, ustedes aprendieron y yo, nada.

   Le dijo Mika:

   —Y si vos ni mirabas el pizarrón y odiabas la matemática, preferías trepar árboles. Quiero que se enteren, no pienso casarme con ninguno de los dos.

   —Nadie pidió tu mano, las mujeres nos dan miedo y espanto. Son mandonas y te ves obligado a realizar cosas que no te gustan. Enseguida quieren tener hijos y nosotros seremos los encargados de cambiarles los pañales.

   Habló Mika:

   —Todo lo que me denostaron no es joda. Además ¿quién habló de casamientos e hijos? Yo prefiero jugar tiempo completo, me faltan muchos árboles para trepar y conocer sus nombres. El que sabe al respecto es mi nuevo amigo Kielovsky. Si llega a pedir mi mano, se la entrego y me pongo al día, como corresponde lo que corresponde.

jueves, 6 de junio de 2024

COBARDES IGNORANTES

    No es que leamos mal los signos

   Milei dice lo que le dice

   la perra tiene vos y botox.

   La gente no discute

   protesta

   entre góndolas

   están serios

   callan

   hay miedos encubiertos

   pero

   es tarde.

CASH

   Vos sabés

   que mañana

   es el final

   no te importa

   a mí tampoco

   el niño

   no es de nadie

   que le sonría

   o le regale

   un chocolate.

   Él frunce el seño

   no es que no

   es que sí

 

   llora bajo…

   camina mientras llueve

   y se ríe…

   Hoy no se baña

   al cielo le agradece

   no está sucio

   un angel refulge.

      Y es él… 

miércoles, 5 de junio de 2024

VAS A VER QUE ASÍ VA A SER

    —Señor Rolex, le traigo este reloj de péndulo, perteneció a mi Abuela. Necesito que lo repare, antes de lo posible.

   Ejem…ejem, me dice creer que ser relojero es igual a un médico.

   —El arreglo completo estará fin de mes, tiene partido el péndulo. Esto no se pega y le dará incorrecta la hora.

   Este Señor Rolex, no lo quiere arreglar y yo lo necesito para controlar huevos pasados por agua, duros. Si hoy los chicos vuelven a la hora que dijeron.

   —Cuando termine la tarea, el reloj me lo trae usted. El armatoste es muy pesado y estoy sin auto.

   ¿Por qué hay que controlar la vida de acuerdo a qué me diga el reloj? Las horas, los minutos, el minutero y las campanadas, que evitan prescindir del despertador.

   Suena el timbre, es el señor Rolex, aunque lo de señor lo podemos suprimir. Me dice que el péndulo de bronce, suizo, le atravesó los cristales y no vio dónde cayó, pero que falta, falta. Doy por sentado que no lo arregló, lo destrozó. Dejé los pedazos en el garaje.

   —Usted lo único que tiene de relojero, es su apellido Rolex. Y vuele de aquí, mentiroso.

   —Decime, Roxi, ¿no conocés un relojero que haga bien los trabajos?

   —Es el señor Omega, cuidadoso y cumplidor. No lo podés creer. Si no lo puede solucionar, toma un avión y recurre a su Abuelo que vive en París y su nombre es Patek Philippe. Lo soluciona en tres días y opina que el Omega es una lata inservible. Te lo trae él mismo en una caja forrada en matelassé de seda mullida. Le agrada quedarse una semana, en la casa del cliente, por si existe laguna falla, los repuestos no los cobra, le interesa sólo la perfección de su trabajo. Habla español, si Francia le queda al lado, viste como en 1930, con un sombrero bombín. Hace poco quedó viudo y no lo podía superar. Viste cómo son todos los hombres, es viejo pero su aparato funciona como un reloj. No seas tan remilgosa y lo invitás a tu cama. Tiene veinte años más que vos y sos tan bella que el señor Patek Philippe te lleva a vivir a París. Tené en cuenta que le gusta cambiar de mujer, para no acostumbrarse después, a extrañar. No te enamores, entregate a lo que sea, pero después la cortás. Verás que tu autoestima queda inmune, como funciona un reloj. Tu marido se va a sorprender frente a tu cara de felicidad y tus hijos no te van a conocer. Después volvés a la rutina, encargada ella sí, de romper tu autoestima.