viernes, 14 de junio de 2024

¡SALE HUMO!

    Primero tuvimos una cocina a kerosene.

    (Esta mujer está cada día más loca) El único inconveniente que tenía era la comida, salía con gusto a kerosene.

    La cambiamos por una garrafa, era muy buena, daba calor mientras cocinaba, con una sola pava preparabas café, té, sopa.

   (Allí me quemé las pestañas encendiendo un porro)

   Cuando mudamos el rancho cerca del pueblo compramos una cocina verdadera, con horno, anafe y barbacoa.

  (Sí, es cierto, está loca) El rancho lo transformamos en una casa chica, rodeada de araucarias y enredaderas desconocidas.

   Un día nos levantamos con el pie izquierdo. Porque nosotros éramos de izquierda.

   —Roque, mis manos están quemadas.

   —Agarraste la fuente sin los guantes que te regalé.

   —De ahora en más cociná el pan vos.

   —Para eso están las panaderías donde se encuentran bagettes recién hechas tibias y crocantes. Te voy a traer para que pruebes. (Le voy a proponer que vaya ella.)

    —Ni en pedo, ¿cómo voy a salir con esta cara?, deforme y quemada, los hombres y los chicos me van a mirar con asco y miedo.

     —Me parece que andás con ganas de otro hombre.

   (¿Quién le va a dar bola?)

   A las dos horas estaba con un tipo muy buenmozo, lo trajo a casa y me lo presentó. Era más joven que ella estaba tan entusiasmado, la besaba en la boca y le apretaba las tetas y el culo.

     —Disculpá, Roque, quiero que nos separemos. He conseguido un marido de repuesto. Se llama Ángel y es un Ángel, y limpia, cocina y me baña. Me compró un camisón transparente para cojerme el tiempo que le sobraba.

    —¿Y cómo se banca el Ángel, una mujer con cara quemada hasta los tuétanos?

   —Roque, me salió redondo, Ángel es ciego…

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