viernes, 21 de junio de 2024

A LA TêTE

    Pepa era una mujer insoportable, hasta para sí misma. Hacía solitarios, miraba películas, leía y escribía. Lo único interesante eran sus solitarios, el resto, tercera categoría. Se anotó en un concurso de revistas mejicanas y lo ganó. Setecientos ejemplares vendió. Con ese dinero construyó una biblioteca pública con libros de autores desconocidos. Sus padres negaron que fuera hija de ellos. Pepa se enojó tanto que los molió a fustazos.

   Le hicieron un juicio oral y público donde fue acusada por abusos parentales. Salió sobreseída por famosa y la ausencia de algunos tornillos que le faltaban en la cabeza y nadie los podía encontrar. Pepa se tomó fotos con el juez, el fiscal, el abogado defensor y otros corruptos del mismo estilo.

   Le hicieron una propuesta más que interesante, llegar a la presidencia de la República de Dronlan. Pepa les agradeció mucho ser presidenta sin votación previa. Los dronaleses le pedían autógrafos. Ella los firmó y no terminaba nunca. Un dronalés quedó sin autógrafo. Pepa le dijo que a muchos no les pudo firmar. Dio un discurso en un dronalés perfecto.

    —Dronaleses a las cosas (eso lo copio de alguien)

   Punto uno: tienen que bañarse, peinarse y yo les doy el dinero para que se compren ropa de merca, me equivoqué, de marca.

   Punto dos: los barcos con cargas que lleguen a esta tierra deben bajarlos ustedes. Estarán todos contentos y gratis.

   Punto tres: contienen cocaína, heroína, cannabis, morfina y metralletas por si hubiera descontentos. Los piratas del asfalto estarán de nuestro lado.

   Punto cuatro: y dando los trámites por cumplidos, yo me voy a hacer solitarios y mi última despedida de Dronlan será: váyanse al carajo y déjenme de joder.

   Rubrico con mi nombre “PEPA”.     

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