martes, 18 de junio de 2024

PECHUGA

    —Srta, los chicos me dicen bastardo porque mami y papi se divorciaron. Mami se quedó conmigo y papi desapareció.

   —No te parece que estás grande para llamarles mami y papi, no! no! se dice mi madre o mi padre, que ya no es tuyo porque se fue de tu casa. Niño joven, lindo y bueno, te voy a contar un secreto, esto es entre vos y yo, no se lo digas a nadie. Yo no tuve madre ni padre, nadie me reconoció ni demandó mi presencia. Y yo, como lo más la pasé fenómeno. Trabajé de mucama en casa de gente rica. Ellos me pagaron los estudios y acá ves, soy tu maestra.

   —Le quería decir srta, que la quiero mucho y que repetí apropósito para estar otro año más con usted.

   —¡Ay! Sos un amor, vení aquí, me dieron ganas de darte un abrazo.

   —Uuuy, no sabía que un abrazo tan apretado podría asfixiarme entre sus tetas, perdón, entre sus pechos.

    —Vos hablá como quieras, hoy te invito a comer a casa, de paso te presento a mi hija, tienen la misma edad y se van a divertir. Mientras permanezcas con nosotros no quiero nada tecnológico. A guardar computadoras y celulares.

   La srta ni se imagina como nos divertimos, cuerpo a cuerpo, beso a beso. ¡Guau! Tuvimos suerte, la casa estaba vacía. La srta tiene el turno tarde también y una cama gigante y mullida para nosotros dos.

   No sé por qué la cama me recordó los pechos de su madre.

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