Qué laburo para
la nueras, mentirle a las suegras. Las que tienen hijos únicos y pretenden que
la nuera le saque la grasita del jamón crudo.
Ella le miente
cómo prepara los sánguches en su casa, con todo esterilizado, sin mayonesa,
porque sabe qué mal le cae al nene. Los compra hechos, en una Panadería de
coreanos de uñas negras. La nuera quiere que el tiempo pase pronto, mentir
sobre lo mentido, agobia. El coreano sabe pero no dice. La suegra la deja a
cargo del nene con hepatitis, porque a la hermana la tienen que operar.
Compra
sánguches, ahora les agregan vinagre. El nene, el novio, el futuro marido, no
come, el olor le impresiona. La nuera le deja la bandejita al Portero, que se
pone chocho.
Le miente a la
suegra, tienen que estudiar.
—¿Esta noche? -pregunta la suegra sin sacar los ojos de
la tele.
—¿Y qué van a
estudiar?
La nuera
contesta con perversión:
—Anatomía.
Al tercer día la
suegra resucita de la tele.
—¿Les fue bien
en Anatomía?
Ella piensa,
mientras él imprime las Invitaciones, vieja bruja.
—Sacamos diez,
los dos y como estoy embarazada de cuatro meses nos casamos el día de su
Cumpleaños, le quisimos dar esa sorpresa, ¿No bichi?
Él sigue
imprimiendo las Invitaciones y contesta:
—¿Qué sorpresa?
La suegra queda pasmada. Piensa que sólo comerán sánguches de miga de los coreanos. La nuera goza porque la entrega la hará el coreano que sabe pero no dice.
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