martes, 25 de junio de 2024

A.A.

    Fui invitado. Escuché golpes como dos personas boxeando. La puerta estaba abierta. Yo asistía a Alcohólicos Anónimos y llevaba tres años de abstinencia, dos compañeros que conocí en las reuniones eran los que no podían detener sus trompadas. No quería meterme, soy tamaño small y me dio temor que por intentar separarlos, ligara algo.

   Hice lo que correspondía, me puse al medio, me rompieron el tabique nasal, de un ojo casi no veía y la boca era un flan sangrante. Por hacer el bueno, si hubiera seguido con Don Poncio Pilatos, tal vez estaría intacto. A pesar de mi patética intervención, de ubicarme al medio, ellos seguían, había sangre en los sillones, en la mesa, en las paredes, en las puertas. Sentí que formaba parte de una escena, donde guionista y director no saben cómo continuar y la pelea tiene una duración eterna. Los tipos quedaron tan masacrados que no se entendía cuáles eran los buenos y cuáles los malos. Me pareció que el combo venía sin discriminación.

   En Buenos Aires se reciben encargos de EEUU para películas clase Z, con escenas de sangre, sin personajes, el protagonista es la sangre. En ningún momento, ninguno de los tres     A. A. tuvo aire ni fuerzas, nos miramos en el espejo que era lo único que no se rompió y nos vimos. Un cuadro lamentable, las posturas eran obscenas, brazos quebrados, piernas con enroque a otras de propietarios irreconocibles. Yo con mi voz de tenor pregunté:

   —¿Y por qué todo esto?

   Uno dijo:

   —Éste empezó a chupar, por cornudo, y lo niega, le digo que yo fui testigo y protagonista. Cerrado el caso. La ira lo sublevó, me pegó y no paró.

   El otro le restregó que la vieja era una puta de la calle, estaba enterado por su padre Comisario. A la madre la arrestaban día por medio. Por lo tanto era un hijo, de puta, que ahogaba su desamparo con vino de caja, perfume y alcohol de farmacia.

   —Y vos que fuiste el primero que preguntó ¿Qué te pasó?

   —A mí nada, nunca me pasó nada y estaba seguro que nunca me pasaría nada, entonces empecé a mamarme, para hacer algo. Después me rescaté con Uds en A. A., tienen cada historia, los envidio.

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