sábado, 24 de agosto de 2024

LE TIRÉ LA MEJOR

    Queda frente a donde se cultivan las naranjas más ricas de Buenos Aires. El aire tenía olor a naranja y se esparcía por la casa que me prestaron unos amigos locos, alemanes. Vivían seis meses en Frankfurt y seis meses en su quintón, con bosques y estanques.

   Mis amigos pensaban que todo ese lugar tenía una vibra ocupada, en revertir los estados negativos y transformar ideas que rondaban pensamientos con belleza. Apareció otro amigo de los chicos.

   —Visito este lugar en la época donde parecen llegar todas las luciérnagas que aman el aire del bosque. Ese olor a naranjas las pasma y transforman su color, hay luciérnagas amarillas, azules, rojas, todo el círculo cromático. Esto no lo cuentes a nadie, forma parte del secreto de la casa. Conque me permitas dormir en la buhardilla, para mí está bien.

   Le dije que sí, pero me pareció raro que los chicos no me hubieran advertido esa visita inesperada. Le pedí de onda que me ayudara a construir estructuras de madera de doce caras, forradas en tules casi sin gramado. Una de las caras quedaría libre para la fiesta de lucecitas.

   Los estanques eran navegados por nenúfares blancos que las salamandras de ojos curiosos miraban desde las orillas. Eran mejicanas, de allí las trajeron, algunas hurgueteaban nuestros bolsos. Pasamos una noche respetando los no permitidos de los chicos. No fumar, no tomar alcohol, no música. Escuchar sólo los sonidos de la Naturaleza.

   Cuando miramos las estructuras con luciérnagas multicolores dentro, nuestra armonía con el Universo, nos durmió de asombro.

   Al amanecer tenía hipotermia. Busqué mis abrigos y no estaban, mi mochila tampoco, busqué al amigo de los chicos, había desparecido. Pintó una cruz esvástica en la pared de la cocina.

   A dos Km, había una Seccional de Policía, declaré lo sucedido, son cabeza los tipos, me pedían documentos y una de las razones de la denuncia, fue el hurto de mis documentos y demás papeles.

   —Bueno, lo vamos a detener hasta averiguar si lo que dice es veraz.

   Pedí hablar con un Abogado y llamé a mi viejo, al que hacía dos años que no veía.

   Me liberaron enseguida y prometieron encontrar lo robado...

   —Vos no vas a aprender nunca, en dos años no sabía ni dónde vivías, pero para usarme, ningún prurito. Te dije mil veces que a los alemanes no les des bola, son nazis. ¿No te entra?

   Me despidió con el polvo que levantó su auto. Yo subí a mi moto y desde casa, llamé a Frankfurt.

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