lunes, 26 de abril de 2021

EN LA PIEL

 

   Se rascaba la cabeza, el cuello, se rascaba la espalda, nada de pedir a otro: “Rascame aquí. ¡No, más hacia la izquierda, más arriba, más, ahí, ahí!”.

   Ella se rascaba sola, no le importaba si había gente. Le daban cosquillas las personas. Se rascaba el ombligo, más abajo, los dedos de los pies.

   —No, tenemos que sacarla, Loli, no permitamos la burla de la gente.

   Si le preguntás qué es lo que más le gusta, responderá:

   —Lo que más me gusta es rascarme.

   Dijo Loli:

   —¿No te gustaría tener en un novio?

   —Ni loca que estuviera, haciendo yoga llegás a todas partes. Hay lugares que te hacen disfrutar mucho y otros que duelen. ¿Sabés que existe una profesión que se llama “rascar”? Yo no es por vanidosa ejercer. Me recibí sola y no me gustaría para nada tener un rascador a mi lado. Jamás dejaré de rascarme, debo interrumpir, perdón, pero me pica la cabeza.

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