viernes, 2 de abril de 2021

UN LADRÓN

 

   Desaprobé el ingreso a Letras. A pesar de tener un Editor exigente, que lo de adelante lo pasaba para el medio y lo de atrás lo escribía el Editor.

   Lo editó. Primero me alegré mucho, hasta leer la primera página. Le tiré de los pelos, rompí las hojas una por una. Pensé en cortarle los dedos de las manos, clavarle una navaja en la espalda, dispararle en el corazón y hacerlo una hamburguesa con gusto a él, si se la llevo de regalo, se la va a comer toda. No le hizo nada.

   Le escribiré una carta larga, no, mejor la mitad de una carta. Tal vez una esquela, que diga: “Te odio, quería anoticiarte”.

   La publicación de mi nuevo libro, que publiqué yo mismo, lo pagué de mi bolsillo, batió record de ventas y ahora ¿qué me decís? Releí lo que escribí y me pareció que no se lo merecía. Lo pegué en cuatro dobleces, la hoja de papel la hice un bollo y la tiré a la basura.

   Hoy estoy invitado a dar una Conferencia, en el mismo lugar donde no pude ingresar. Mi libro es malo, debo decir, pero como los lectores son estúpidos, aplaudían de pie. Les pedí por favor que me otorgaran un lugar para volver a anotarme en Letras.

   Dijeron:

   —Sí, cómo no. Para nosotros será un premio.

   Alguien desde la platea me arrojó un papel arrugado en el proscenio. Me tentó y lo leí. Decía: “¡Puto!”

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