miércoles, 28 de abril de 2021

NO QUISO QUE LA AYUDARAN

 

   Maravilla era una chica maravillosa, sabía hacer cualquier cosa. Le hacía honor a su nombre. Tenía un defecto, nunca se quiso acostar conmigo, según ella, para dejarme dormir tranquilo. Se dedica a la parte social de la pobreza, no es Asistente Social, pero prepara tortas de chocolate, sánguches de dos metros con jamón crudo, queso y dulce de batata. El sánguche salía por una ventana y los chicos recibían dos trozos cada uno.

   Maravilla tejía pulóveres para todos los chicos. Sabía tejer con dibujos infantiles de muchos colores. En cuanto a su vida casera, limpiaba, planchaba las remeras de su marido. Ella no quería ayuda, pensaba que la mugre de uno la tenía que sacar uno.

   Una mañana fue a su trabajo social y apareció el día siguiente. Su Marido le dijo que nunca había dormido tanto:

   —Gracias, Maravilla, me dejaste descansar 24 horas. No quiero ser indiscreto, pero quiero saber qué hiciste mientras yo dormía.

   —Primero, cumplí con mi trabajo. Después fui a visitar niños, chicos y jóvenes más grandes. El más adulto de todos brindó una sorpresa para mí sola.

   —¿Y vos se la aceptaste?

   —¿Qué otra cosa podía hacer? Era tan pero tan bueno. Dormí con él toda la noche. A decir verdad, no dormimos, hice lo que merecía. Estudiamos nuestros cuerpos hasta que finalmente pasó lo que pasó.

   —¿Me podés decir qué pasó?

   —¿Cómo te puedo contestar? ¡Ahh, sí! Casi me olvido, pasó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario