Dedicó su vida a
escribir sobre mí. El miedo que le daba ser Madre, mis anécdotas habladas. Los
diarios que escribía a partir de los seis años. Mientras ella rogaba silencio y
mandaba cerrar la puerta del escritorio. Me plagiaba todo lo que podía.
—Las cartas que
te escribió tu Padre y sé que siguen conectados, traelas lo más rápido posible.
Voy por el tercer capítulo y necesito material.
Y yo se las
entregaba con toda inocencia. Nunca pensaba en mí, ni me preparaba el desayuno,
porque tenía mucho que escribir. Yo continué mis cuadernos personales durante
quince años. Ella los iba sacando de uno en uno y los transcribía a su futuro
libro. Cuando leyó mis últimos apuntes, apareció en mi dormitorio:
—Estás
embarazada y no sabés qué hacer, por supuesto interrumpilo. Tengo Médico, lo
pasaría como Práctica Médica.
Era predecible
que usara aquel disgusto para volcarlo en su libro. Se lo editaron y tuvo mucha
repercusión. La invitaron a dar una charla y por primera vez salimos juntas. Me
vistió de princesita, para hacer ver que tenía una hija muy linda.
Cuando llegamos
a casa, estaba de mal humor:
—Quiero que te
vayas a dormir sin comer. Me arruinaste el día. Al principio estuve rodeada de
hombres importantes que me felicitaban por el libro. Había uno que tenía una
mirada tan profunda, estuve investigando y resultó ser un grande, premiado por
sus trabajos en Filosofía. Te miré de reojo y coqueteabas con todos. Vos te
reías y lo elegiste a él, justo a él, que casi lo consideré futura pareja. No pongas
cara de “yo no fui”. Vi lo que hacían entre los cortinados. Parecías una
Princesa estúpida, como todas las Princesas. No quiero que me hables, necesito
silencio para seguir con lo que estoy escribiendo, lo que vos escribiste.
La invitaron a
otra charla y en medio de aplausos desganados, aparecí yo vestida de puta y los
aplausos ensordecían cuando me descubrieron.
Por fin la pude
castigar y la seguiré castigando, estoy escribiendo un libro sobre ella, con
mis propias palabras.

No hay comentarios:
Publicar un comentario