martes, 6 de abril de 2021

FIESTA DEPLORABLE

 

   Todo era algarabía, porque por fin la familia se reunía. Yo soñaba en la bohardilla que levitaba y como además soy sonámbula, giré hacia la escalera. Me daba seguridad levitar. Caí de un quinto escalón, miré nuestro viejo árbol de Navidad. Con sus esferas de vidrio sumergidas en cuatro colores, tenía sus candelitas prendidas. Caí sin darme cuenta sobre aquél árbol que se partió, pero a mí se me partieron los huesos de la muñeca, dos costillas y mi cara llena de sangre que salía por la nariz y la frente.

   Todos se preocupaban por la cantidad de esferas que se rompieron. No eran como las plásticas de hoy. Me sequé la frente y la nariz. Mi mano colgaba, nadie se dio cuenta, me dejaron tirada ahí hasta que me pude levantar.

   Participé de la mesa larga, le pedí a mi hermano, que me cortara una rodaja de pavo. La sangre caía donde comía. Mis primos preguntaron:

   —¿Por qué ella tiene el privilegio de comer con salsa roja?

   —¿No viste que es colorada? Es capaz de escupir saliva en su propio plato.

   —Por ser pelirroja, debe ser.—el peor de mis primos dijo esto.

   Papá me llevó a un Hospital, a otro y a otro, estaban llenos de Covid y además no alcanzaban los Médicos.

   Me llevó con dólares prestados a un Sanatorio con tecnología de punta. Primero me operaron la muñeca, dos huesos partidos que los unieron con titanio. Hicieron estudios de toda índole, me operaron la pierna, que la tenía al revés y con titanio reconstruyeron hasta lo que no se podía. Entre operación y operación me costuraron toda la cara.

   Cuando miré un reflejo en un vidrio, parecía Frankestein. A casa entró Papá primero, eran una manada de animales que se peleaban por los regalos. Los grandes estaban beodos, no miraban a sus hijos. Lo único que les interesaba era seguir con el champán.

   Papá, el hombre más bueno del mundo, entró la camilla por el garaje, con la ayuda de dos enfermeros. Convirtieron mi cuarto en un sanatorio. Entró mi Tío borracho y me alentó diciendo:

   —Va a llevar un tiempo para sacar todos los yesos, vas a tener que dormir así con una pierna colgada del techo y el brazo sobre cinco almohadas. La mano sobre el pecho. Vas a dormir hacia arriba. Después viene la rehabilitación, ojalá te toque un Kinesiólogo como la gente. Eso llevará seis meses. De la pierna olvídate, no vas a poder caminar hasta dentro de diez meses…

   Le grité que se fuera y se fue.

   Papá no se acostó la noche de Navidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario