martes, 13 de abril de 2021

POCHOCLOS

 

   Se enojó cuando Ramón la llamó para desearle un Feliz Cumpleaños, le cortó en la oreja. Así era ella, psicópata, histérica, neurótica y predecible.

   —Soy yo de nuevo.

   Al otro lado se escuchó una voz resfriada.

   —Nunca me gustó el día que una hace un balance de su vida y concluye que fue una cagada. Ramón, sos un pesado y un hipócrita, porque a vos te pasa igual.

   Ella cumplía 72 y pensaba en sus amigas, que esta vez no la llamaron, porque todas ellas se murieron. Le dio frío estar tan sola, le pidió a Ramón que fuera a mirar Netflix con ella.

   —Una peli, no una serie y la elijo yo porque es mi día. Si me comprás unos pochoclos estaríamos completos.

   Se tiraron entre viejos abrigos de piel que pertenecieron a su Abuela. El televisor tenía el tamaño de una pared, regalo de su hijo, que también se murió. Se sintieron invadidos y pasaron a la tele de dimensiones humanas. Se cubrieron con más pieles, más por soledad que por frío. Miraron un policial que los enganchó.

   Dijo Ramón:

   —Esta actriz es igual a tu hermana.

   —Fue, querrás decir, porque se murió. No me gusta que me hablen cuando miro una película y además ¿cómo querés que te entienda con la boca llena? A vos también se te murieron todos.

  —Tenés razón, hoy me sentí raro, tantos cumpleaños tachados, vos sos la única viva.

   Era sepia la imagen. Los dos durmiendo con la tele prendida. Había pochoclos como si hubiera nevado. Dormían con la boca abierta y roncaban. Ella se despertó primero, le preguntó a Ramón:

   —¿Estás vivo?

   Lo dijo en broma y se rió de su propio chiste. Años que no se reía así. Lo sacudió:

   —Ché Ramón. ¡Despertate! Encargué un desayuno americano. ¡Ramón!,¡Ramón!

   Ella quedó denodada, Ramón estaba muerto. Tenía un beneficio. No habría nadie que la llamara para desearle “¡Feliz Cumpleaños!” 

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