miércoles, 14 de abril de 2021

LOS DOCUMENTOS

 

   Es como hacía el Führer con los Judíos. No me voy a detener en descripciones que todos conocemos. Dijo Salomón, un viejo nevado:

   —Lo más terrible es que te hacen perder de vos.

   En este momento pasa lo que pasa, el resultado es igual, no alcanza el dinero lo suficiente. Se trabaja hasta doce horas por día. Llegaron a la casa quebrados. Lo despidieron del laburo, por ser el mejor. Se sintió perdido, había extraviado sus documentos. Cuando lo detuvieron, fue lo primero que le pidieron.

   —No sé nada, pero me faltan.

   —Acuérdese de memoria, los números por ejemplo.

   —Creo que empezaba con cinco millones, siete setenta y uno y los otros números se perdieron de mi memoria.

   —¿Cuál es su domicilio constituido?

   —No tengo la menor idea.

   —Entonces vive en la calle.

   —Yo diría que estoy muriendo en la calle. La Madre de mis hijos trabaja catorce horas, ella tampoco los puede ver. Por suerte ahora están conmigo.

   —Como podemos apreciar, usted no recuerda ni quién es.

   —Lo lograron, no soy nadie. Ni tengo interés en saber quién soy. A mis amigos y parientes, también les pasa. Somos un mundo de desconocidos.

   —Vayamos a las acciones, usted arrebató la cartera de una señora. Declaró haber sido asaltada. En la fila de reconocimiento, lo señaló a usted, dijo tener pruebas, tres personas que presenciaron el episodio. Usted le robó la cartera, salió corriendo y se le cayó la billetera. Adentro estaba esto.

   Y le mostró sus documentos.

   —¿Y ahora qué me dice?

   Le dieron tres años de prisión, siendo inocente, él no había sustraído nada a nadie. Tuvo suerte, le tocó compartir su celda con tres personas buenas, también inocentes, Profesores de la Universidad cumpliendo una condena sin saber por qué. Él tuvo tiempo de reflexionar. Tanto pensar le recordó quién era, no se lo dijo a nadie. Mejor que lo vieran como alguien que está ausente.

   Cuando lo liberaron, salió caminando despacio. Pasando cuatro cuadras, encontró una señora con cartera de cocodrilo. Casi le arranca el brazo, pero se la robó y esta vez no hubo testigos. 

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