En la esquina de
la zona comercial, otro tipo asalta una casa de biyuta. Enfrente dos malchicos
se dedicaron a dejar sin un mango a una Sucursal de Carrefour. Los clientes se
llevaron la mercadería necesaria y más, alentados por la huida de los custodios.
Por más reja,
cámara de seguridad y alarma, nada detenía a los delincuentes.
Algunos dueños
guardaban un arma bajo mostrador. Sus epitafios decían “No te defiendas, porque
te hacen”.
Zona liberada?
La Gobernadora hizo una limpieza policial, muchos quedaron sin el no-trabajo,
cientos afuera. Se organizaron los tipos, con bronca y sin piedad. El caos se
produjo cuando balearon, trompadas porque sí, a transeúntes y gente que esperaba
el micro.
Produjimos
charlas con familiares y amigos, la mayoría como mi hijo, decía: —Hay que saber
andar entre las balas, el peligro late en el planeta, Mamá, es igual cualquier
otro lugar.
Mi tía Ema,
lúcida sensata y práctica, contó que su vida en este país, lo descansaba por un
tiempo en otro. Aprendió a pensar en muchos idiomas, estudió con rigor, se casó
ocho veces y volvía a su querida Argentina. Hasta que el primer disgusto lo
descargaba con una buena puteada y sacaba un pasaje a otro país, que finalmente
la hastiaba, el último fue Inglaterra. Una mujer valiente y aguerrida. Tomé su
ejemplo, el mundo no tiene fronteras, las fronteras viven en nuestras cabezas.
Igual tengo
instalado en la memoria, que Argentina es una putada.

No hay comentarios:
Publicar un comentario