No sé por qué,
Mamá le grita todo el tiempo que está en casa. No le gusta tomar sopa nocturna
con él, hace mucho ruido cuando absorbe con la cuchara, a mí me encanta y le
copio los sonidos, jugamos a ver quién hace más ruido. Es mi Papá y mi mejor
amigo, los demás son aburridos. A él se le ocurren cosas divertidas, cruzamos
la Plaza Moreno, que es enorme, llueve y él camina rápido, mirando al cielo dice:
—¡Nos está bautizando Dios! Pedile lo que quieras y él te lo cumple.
Bueno, le pido: —Diosito,
hacé que mi Mamá sea buena.
Papá dice: —No
Patricita, los deseos no se piden delante de otro, porque no. Además no es
mala, es histórica.-Y se ríe, yo también me río porque si él lo hace, debe ser
comiquísimo-.
Volvimos y
estaba furiosa: —Se van a enfermar los dos y voy a tener que cuidarlos, vos,
Jorge, sos un irresponsable!
Papá no dice
nada, pero pone a secar la ropa en la estufa. Los domingos vamos a Misa, Mami no porque dice que ella no necesita. Me
encanta la Misa Cantada y el olor del humito. Tengo un poco de vergüenza cuando
Papá saca el pañuelo del bolsillo interno, lo abre como una sábana, se suena la
nariz y mira lo que le salió, será para ver de qué color es. Después lo dobla,
lo guarda y ahí me explico su pañuelo externo de tres puntas, es para salir.
Después cruzamos
a la Plaza y nos ponemos debajo de un árbol de “eucaliptus medicinal”.
—Respirá
todo lo que puedas, porque este olor te cura el resfrío.
Son raros mis
Padres, yo duermo al lado de la pieza de ellos. Que no se dicen ni hasta
mañana. En medio de la noche, me despiertan ruidos de elástico de metal, que
saltan, pienso que es una pesadilla. Mami hace los mismos sonidos que mi gatita
blanca y Papi resoplos de caballo. Cierro fuerte los ojos y me tapo la cabeza con
la almohada, no quiero escuchar, me da miedo. Mamá, a veces tiene manchas rojas
en el cuello, eso sí le pregunto, dice que son ronchas de mosquitos culpa de
Papá.

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