sábado, 17 de marzo de 2018

DESPUÉS TENGO PESADILLAS


  Los sábados, Justa, la misma niñera que lo crió a Papá, me bañaba, me secaba, me ponía una camisita con corbata y me peinaba bien tirante para un costado. Luego un palmada en el trasero. 
—Vaya, vaya a jugar. Pero sin ensuciarse, hasta la esquina, nada más y vuelva a tomar leche Prima, tibia, con vainillas.
   No había nenes para jugar, en toda la cuadra, ni árboles de ramas bajas para trepar. Cerca de la esquina salió una señora linda, con un sombrero de paja y una flor roja, parada con un alambre. Me dio bronca porque me puse colorado. Me doy cuenta porque se me calientan los cachetes.
    No preguntó cuál era mi nombre, eso me gustó. Se inclinó y me agarró la mano, decía: —Qué linda manito que tengo yo, chiquita y bonita que Dios me dio.
    —No Señora, me la dio mi Mamá, que siempre dice que Dios no existe.
   Preguntó si quería ver una fuente con sapos, que tenía en un patio.
   —Si son sapos de mentirita, sí. Si no, no.
   —Quedate tranquilo, son de yeso.
   La fuente era muchísimo más grande que mi pileta y los sapos tenían la boca abierta y les salía agua que mojaba unos ángeles de mentirita. Si eran de verdad, seguro que volaban, les tiraban más agua que la que usa Justa para bañarme. Se escuchó un timbre y otro y otro. La Señora dijo: 
—No voy a abrir la puerta porque seguro que te llevan.
   Me dio miedo, la Señora me encerró…ella dijo: 
—Voy a atender, me vuelve loca tanto timbre.
   Afuera estaba Justa, con un Policía. —¿Ve Sr Policía? Esta loca secuestró al niño.
   El Policía retaba a la Sra del sombrero. Justa me llevó en brazos hasta mi casa. —Es la última vez que lo dejo salir solo, le puede pasar cualquier cosa.
   —¿Qué es cualquier cosa?
   Contestó: —Cualquier cosa, es cualquier cosa.
   No le entendí nada, me dio lástima la Sra del sombrero, que el Policía la retara, si era buenísima.
   No entiendo por qué Justa me trata de Ud, si soy chiquito…

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