martes, 20 de marzo de 2018

USTED SE HA COMUNICADO CON...


   Viajamos, una vez por mes, a ver a Mamina y Ema. El micro a Buenos Aires me da ganas de vomitar, Papá me pone un pañuelo con perfume, miro a Mamá, le digo: —Voy a vomitar.
   —Ni se te ocurra.
   Le vomito encima, al pañuelo de Papá no le queda ningún lugar limpio y el de Mamá es chico, se enoja: —Es mi ropa de viajar a Bs As.
   Dice que me va a matar, con los dientes apretados. Le pido perdón.
   —No! Qué perdón ni perdón, vos no sos una hija, sos una desgracia.
   Papi le dice que baje la voz, porque los pasajeros miran.
    Cuando llego, me gusta entrar por la puerta de la cocina, donde viven Justa y Raimunda, me saludaron con abrazos, pero duró dos minutos.
    Mami me pellizca finito, para que salude a mis Abuelas. ¡Es de feo! No te abrazan y te dan besos pinchudos, que salen de globitos negros, se llaman lunares, además  me dejan la cara mojada. Paso el primer living, que está de adorno, el comedor, el pasillo, con tantas puertas que marean. Aterrizo en el living de estar. Mamina me pregunta si ya voy al Jardín y Ema: —¿Cuántos años tenés, Patricita?
   Le digo cinco y me contesta que ella pensó que diez. Papá se va a Tribunales y Mamá a visitar las mellizas. Ema llama a los dos chinos y encarga tostados de jamón y queso. Vienen rápido. Mamina se pone un plumero en la cabeza, con el mango metido en la espalda.     
   —Juguemos a las visitas, vos Ema, ponete el bonete chino…
   No hay señal cuando es la infancia, se corta y me pongo grande, porque llega mi hijo y hace tanto, sin avisar. Nunca le conté lo de mis padres, sólo sabe que militaban, no los mataron, murieron mucho después en un accidente de auto.  Ahora no importa. Me abraza y le doy un beso, me mira fijo la mejilla. —Mami, tenés un lunar con un pelo pinchudo, como me dijiste de las Abuelas. La semana que viene te lo saco, para eso me hiciste cirujano. Trabajo con láser, en el primer mundo, las técnicas son no agresivas, le voy a dar un poco a toda tu cara, vos te la dibujaste triste, yo te llevo conmigo a Rumania, necesito un poco de infancia. ¿Qué loco, no?...

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