miércoles, 6 de noviembre de 2019

CERRAR TRATO


   —Desde la planta baja siento el olor inmundo de la perfumina, que compraste para disfrazar de limpito. Ni bien doy vuelta la llave, advierto que nunca la cerraste. ¿Qué tenés en la cabeza, aparte del carocito?
   Dalmira le tiene miedo. Lo deja a su aire, es injusto: —Tengo las manos rojas de tanto limpiar lo limpio y el perfume es francés, regalado por Tadeo que debiera llamarse Judas.
   —Vienen tres empresarios a comer, espero que los platos representen la alcurnia que no tenemos. Gracias a tus ruleros permanentes, que eran de tu Vieja, espero que no descanse ni siquiera de muerta. Preparate esos camalotes en miniatura y metele lombrices solitarias hilarantes y sabrosas. Los ruleros pasalos por chocolate y rodeá la fuente. De paso no los veo más y a ellos, que son ignorantes encubiertos, les parecerá lo más exótico de todas las ingestas recibidas. Después bañate, sobre todo en esos lugares que huelen a zorrino. Ponete el vestido negro, con el pecho chato, estilo Jane Birkin, o Charlotte Gainsbourg, depende de la generación y el culo sin calzón, para algo que invertí en que fuera redondo y soberbio. El toilette de los hombres, dejá que lo decoro yo, compré dos cuadros de mar y un perro cagando en un Country concheto, son buena inspiración, para el empresario que tenga ganas de uno o de dos. Eso no te lo puedo dejar a vos porque tenés un mal gusto heredado de tu familia. Agradecé que te saqué del barro y tenés un vestidor que hasta María Antonieta te envidiaría. Ponete la bata china cuando llego yo y tirá las chancletas y el delantal de sirvienta, como dos objetos que se suicidan. Maquillate con discreción. ¡No! ¡No! ¡No! Me equivoqué, llamo a mi Asistente para que te maquille, es de familia bien y me quiere tanto y es tan bella, que en el ascensor, muchas veces no me pude resistir. Bajamos juntos al piso que vamos y tomamos otro hasta la terraza, así le damos a la franela, en cualquier piso nos interrumpen. Cuando camino a la Oficina, no sé cómo hacer para que no se note.
   Éste me está tomando el pelo, o piensa que soy idiota.
   A los tres empresarios grasas, como son todos los empresarios, me los voy a coger por sorpresa, uno por uno, total, después a lo sumo, me pongo a vomitarle esas corbatas inmundas, como si fueran un estreno.
   —Por fin estamos solos, ahora a limpiar y después bañate y lavá el vestido, tenés manchas blancas atrás y adelante, me parece que en cuello también queda. Quietita, le voy a sentir el olor. Puajj, ¿qué fue lo que hiciste!? Tenés olor a semen. Ah no! Me voy con la inconciencia tranquila, gracias a tu putada cerré con los grasungas empresariales, excelentes tratos.
   Voy a festejar con mi Asistente, hasta quedar lleno, para que no ande chusmeando, le cortaré la cabeza, si me quedan fuerzas, a la boluda de mi Mujer, le haré lo mismo. Tiene cuchillos más filosos. ¡Qué satisfacción ver rodando su cabeza, por el agujero del inodoro!  

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