Rufino cruzó a
pie, con su mujer y el bebé, la frontera entre Brasil y Argentina, llevaban dos
ladrillos de porro. Uno en la mochila doble fondo, el otro dentro de los
pañales del bebé. Entraron a la Aduana, que era una casa de madera y un
mostrador.
Un Señor de
Gendarmería, hablando con la nariz tapada: —Señora, me parece que el gurí anda
necesitando que le cambie el pañal. Tiene olor a que se cagó un adulto. ¿Por
qué no apoya el cambiador y lo lava y lo cambia?
Kalinda lo
desnudó y el pañal estaba tan grueso, que el Gendarme, con olfato de perro,
diferenció el olor a mierda del olor a porro.
—Y Ud -Dirigiéndose
a Rufino- Muestre la mochila.
La dio vuelta y
le rebanó con un cuchillo el doble fondo, donde se encontraba el otro ladrillo.
—Tenía que ser argentino,
para copiarnos lo nuestro, ese truco lo inventamos nosotros y se me saca el
arito, que es adorno de mujer.
Lo metieron en
un calabozo de barrotes oxidados. Rufino les pidió que lo dejaran hacer un
llamado a Buenos Aires.
—Mirá el
argentino caradura, traficante y pretencioso, vamos en orden. Primero con las
palizas y diga Ud lo que diga, aunque sea de verdad, seguiremos dándole hasta
que pierda el conocimiento.
—Su mujer y el
cachorro, están en un calabozo con otras madres, pero nosotros a las madres no
les tocamos un pelo.
Kalinda lo
despedía con la mano y le gritaba:
—Aguantá hasta poder localizar a Manucho.
A los seis meses
Rufino se agarró una infección en la cabeza de fémur, luego se le extendió.
Cuando parecía que agonizaba, la misma Gendarmería se comunicó con el Tío del
reo, trabajaba en el Consulado de Brasil en Argentina.
Como Rufino no
tenía Padre ni Madre, el Tío se hizo cargo de ir a buscarlo, en avión. Kalinda
y el Gurí viajaron con ellos. Llegaron a Bs As y lo internaron. Le practicaron
una operación complicada, en cabeza de fémur. Pudieron rescatar los huesos, el
Equipo que lo atendió, hizo un trabajo de relojería. Hubo transfusiones, con
medicamentos que su Tío Manucho hizo traer de EEUU.
El más humilde
de los Médicos, amigo del Colegio, fue el inventor del sistema para sus huesos
comprometidos. Rufino jamás se caracterizó por valorar el trabajo del afecto.
Despreció lo que trabajó su amigo y dedicó los aplausos a un pope de Bs As.
Su Tío pagó un
dinero muy importante, para liberar a Rufino y Kalinda. Le consiguió a Rufino un
trabajo muy bien remunerado, en la Legislatura. No cumplía ninguna función,
sólo permanecía en un escritorio, donde acudían personas jóvenes, a comprar
drogas, en pequeñas cantidades. Los Funcionarios, compraban a granel. Todo se
hacía a ojos vistas, nunca nadie dijo nada.
Rufino se
divorció de Kalinda, que volvió a Siria, con el hijo de ambos. Allá tenía una
familia, que la recibió sin preguntar y con abrazos.
Él hizo de
cuenta que nunca tuvo una mujer y un hijo. Como cualquier cretino, olvidó su
propia historia.
Ahora es
Legislador.

No hay comentarios:
Publicar un comentario