miércoles, 13 de noviembre de 2019

ESCALERAS



   Rufino cruzó a pie, con su mujer y el bebé, la frontera entre Brasil y Argentina, llevaban dos ladrillos de porro. Uno en la mochila doble fondo, el otro dentro de los pañales del bebé. Entraron a la Aduana, que era una casa de madera y un mostrador.
   Un Señor de Gendarmería, hablando con la nariz tapada: —Señora, me parece que el gurí anda necesitando que le cambie el pañal. Tiene olor a que se cagó un adulto. ¿Por qué no apoya el cambiador y lo lava y lo cambia?
   Kalinda lo desnudó y el pañal estaba tan grueso, que el Gendarme, con olfato de perro, diferenció el olor a mierda del olor a porro.
   —Y Ud -Dirigiéndose a Rufino- Muestre la mochila.
   La dio vuelta y le rebanó con un cuchillo el doble fondo, donde se encontraba el otro ladrillo.
   —Tenía que ser argentino, para copiarnos lo nuestro, ese truco lo inventamos nosotros y se me saca el arito, que es adorno de mujer.
   Lo metieron en un calabozo de barrotes oxidados. Rufino les pidió que lo dejaran hacer un llamado a Buenos Aires.
   —Mirá el argentino caradura, traficante y pretencioso, vamos en orden. Primero con las palizas y diga Ud lo que diga, aunque sea de verdad, seguiremos dándole hasta que pierda el conocimiento.
   —Su mujer y el cachorro, están en un calabozo con otras madres, pero nosotros a las madres no les tocamos un pelo.
   Kalinda lo despedía con la mano y le gritaba: 
—Aguantá hasta poder localizar a Manucho.
   A los seis meses Rufino se agarró una infección en la cabeza de fémur, luego se le extendió. Cuando parecía que agonizaba, la misma Gendarmería se comunicó con el Tío del reo, trabajaba en el Consulado de Brasil en Argentina.
   Como Rufino no tenía Padre ni Madre, el Tío se hizo cargo de ir a buscarlo, en avión. Kalinda y el Gurí viajaron con ellos. Llegaron a Bs As y lo internaron. Le practicaron una operación complicada, en cabeza de fémur. Pudieron rescatar los huesos, el Equipo que lo atendió, hizo un trabajo de relojería. Hubo transfusiones, con medicamentos que su Tío Manucho hizo traer de EEUU.
   El más humilde de los Médicos, amigo del Colegio, fue el inventor del sistema para sus huesos comprometidos. Rufino jamás se caracterizó por valorar el trabajo del afecto. Despreció lo que trabajó su amigo y dedicó los aplausos a un pope de Bs As.
   Su Tío pagó un dinero muy importante, para liberar a Rufino y Kalinda. Le consiguió a Rufino un trabajo muy bien remunerado, en la Legislatura. No cumplía ninguna función, sólo permanecía en un escritorio, donde acudían personas jóvenes, a comprar drogas, en pequeñas cantidades. Los Funcionarios, compraban a granel. Todo se hacía a ojos vistas, nunca nadie dijo nada.
   Rufino se divorció de Kalinda, que volvió a Siria, con el hijo de ambos. Allá tenía una familia, que la recibió sin preguntar y con abrazos.
   Él hizo de cuenta que nunca tuvo una mujer y un hijo. Como cualquier cretino, olvidó su propia historia.
   Ahora es Legislador.  

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